miércoles, diciembre 31

Se va, se va... ¡Se fue!

¿A dónde se va un beso?... ¿al mismo lugar que una camiseta vieja? ¿A dónde se va la vida, la que se escapa de a poco todos los días? ¿Qué significa la noche de un 31 de diciembre… un año más o uno menos?

Tuve más trabajo, cumplí un cuarto de siglo y el 2008 me arrebató a mi abuela. Y me quedo pensando en cómo colocar mi vida en una balanza; agradecer las cosas buenas y guardar luto ante mi pérdida. Todos los días lucho contra mí para no reclamarle a Dios, o lo que sea que exista más allá del poder humano, aquello que no se pudo evitar, que no pudieron impedir los médicos, ni mi fe.

Y como en una digresión fílmica recuerdo las promesas y la esperanza. Hoy todo es antes y después de haber conocido la muerte, antes y después del maldito cáncer… A veces no sé hacia dónde ir, qué quiero, qué espero de la vida, y me estremece el recuerdo del día en que volvimos a la casa con una caja de madera llena de cenizas: eso quedó de la madre de mi padre.

A pocos días de que termine el año junto todos mis recuerdos: las noches en el hospital, las veces que reí con mi abuela a pesar de que sabíamos que se acercaba el final, aquella ocasión en que con lágrimas en los ojos me pidió que me cuidara… Hubiera querido más tiempo, más vida… hubiera querido un poco más de entereza y fuerza.

Este año se reacomodó mi existencia, reconocí a mis verdaderos amigos y acepté la existencia de relaciones efímeras. Comprendí la importancia de la familia y reconcilié diferencias con la mía. Este año me enfrenté a mis debilidades, al tiempo que admití su relación directa con mi infinita pasión por la vida. El 2008 se queda con una parte de mí que no vuelve, con un fragmento de mi historia.

Nuevo trabajo… corrección de cientos de páginas… un libro de etimologías… imágenes de historia contemporánea… aquella noche en una boutique de vinos finos en Lomas de Chapultepec, sentada en unas cajas mientras comía una torta de jamón… horas de café con las amigas… chelas en el Río de la Plata… los Indie-O Music Awards… fotografías con roqueros… colaboraciones en la Sónika…

Adiós al año que se va y hasta siempre a mi abuela… Bienvenido el 2009, lo recibo con el anhelo de una nueva oportunidad.



Little Things
Anggun

You once gave me something
I should always keep
Little stone with the hope
But it's not from you
***
I still hide it smooth in my pocket
Wrapping luck to coins I never seem to use
***
Little things, little things remain me
Want to erase, give the space to someone else
Little things, little things always catch me
I'm unware, unprepared to let it go
***
Would it have mattered?
Would it have change anything?
If I have loved you more
Would it have mattered?
Does it matter now?
Now that you got it all
***
Oh little things
Cut like knives, hurt and sting
Oh little things
Cut like blades, like regrets cut my face
***
You once gave me something
I should always keep
Little spark that should grow to a flame
It still glows here hidden in my heart
Burning me and you
When every someone speaks your name

miércoles, diciembre 24

Malviaje navideño... con cariño para Fher

*** La presente es una historia de la cual sólo soy adaptadora, la idea original es de mi amigo Fher. Esperamos que sea de su agrado, que se diviertan… Les enviamos a todos un saludo navideño.



Esta es la historia de Suleida la duende, quien se quedó sin chamba tras interponer una queja en Conciliación y Arbitraje por la severa explotación de un tal Santa de apellido Claus. Así es... además, resulta que al gordito depravado le gustaba molestar empleadas, pero sólo Suleida hizo público el abuso.
***
Suleida la duende estaba sin trabajo y, encima, con lo de la demanda por explotación y acoso sexual. Y como allá en el Polo Norte las demandas proceden con lentitud, no recibiría su liquidación sino hasta el año entrante, así que debía hallar una forma de conseguir ingresos.
***
Pero era diciembre y, obvio, no había chambas. No al menos en su especialidad, ella era una profesional en los tocados y maquillaje de muñecas. Suleida era algo así como cultora de belleza y por eso se animó a abrir su propia clínica en la colonia Obrero Polar. Le invirtió una buena lanota; tuvo que vender su colección de grabaciones de las telenovelas María la del Polo, María Polar y María y la fábrica de chocolates, pero obtuvo muy buenos ingresos pues la subastó en Mercado Libre, por Internet.
***
Así que Suleida abrió su propio negocio, no sin antes acudir a la Asociación de PyMEs Polares en donde la asesoraron y orientaron para que se volviera micro empresaria y aprovecharon para enjaretarle un crédito para un departamento de interés social en Groenlandia. Total, ya no perdía nada, así que mejor lo arriesgó todo; en tan sólo unos días ya estaba en plena inauguración.
***
Hubo ponche caliente, globos, algunos antojitos y Suleida hasta había conseguido que su prima Gladys cantara en el evento (nota al pie: Gladys, cantante polar famosa por sus imitaciones de Yuri y la Chupitos). Era más bien una "estética popular", pero de esas "bien jaladoras".
***
Pero algo pasó, un par de meses después la clientela comenzó a bajar. Nadie llegaba, nadie necesitaba un corte, ni una maquillada, ni nada. Fue así como Suleida comenzó a entrar en una especie de depresión, grande, tan grande como puede ser en una pequeña duende. Y justo cuando se encontraba más desesperada llegó alguien que le cambiaría la vida: un ministro de la Iglesia Polar Universal que necesitaba un cambio de look, debido a que en su ultimo intento por librar al mundo del pecado organizó la toma de una de las fabricas del tal Claus y ahora lo buscaban por allanamiento de morada, asociación delictuosa y conspiración en contra del gobierno.
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Por su parte, al ministro nada le preocupaba porque "Dios nuestro señor, Cristo que tanto nos ama..." estaba de su parte, y el gordito no se iba a salir con la suya. Tenía un nuevo plan, algo que no podría fallar: se disfrazaría de Mamá Claus y justo en la inauguración de las jornadas navideñas, el e-ven-to del siglo, le revelaría al mundo que era hombre, con lo cual Claus quedaría como un pervertido, además, de algún modo comprobaría las prácticas de brujería de éste, porque no de a gratis el declive de la estética... Así que ahora: LA VENGANZA.
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Este era el plan pefecto para arruinar la reputación del gordito y terminar con la empresa que gobernaba al Polo Norte, y así, en medio del caos llegaría un “rayito de esperanza”. Total que había mucha gente con la que el Claus ya se había quemado… Y Suleida trabajó en el nuevo look del ministro, días y semanas enteras, hasta perfeccionarlo. Cuando acabó con ella, perdón, con él, nadie pudo notar la diferencia entre la señora Claus original y la versión pirata, la cual era casi tan buena como una imitación “made in China”.
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El gran día llegó, pero, ¿cómo suplantar la verdadera señora Claus? La Claus era "bien acá", así que le gustaba ir de compras al Mega Polar Center y, en pleno estacionamiento, cuando sus guaruras estaban papando moscas… ¡que la encajuelan! Luego fue sustituida por la impostora y los guarros la llevaron directito al e-ven-to. Ni el mismísimo Santa se dio cuenta de que no era su esposa, es más, hasta la vio más bella; Claus besó a un hombre y ni cuenta se dio.
***
La inauguración transcurrió, todo el Polo Norte observaba el acontecimiento, las televisoras tenían cobertura en vivo, al igual que las estaciones de radio. Y justo cuando el señor Claus se preparaba para iniciar con la declamación de “yo protesto bajo bla-bla-bla”… ¡sopas! la señora Claus impostora se trepó al podium, se quitó la peluca y gritó: “¡¡¡Santa es un maldito estafador!!! No, lo cierto es que comenzó con aquello de “porque soy mujer como cualquiera, con derechos y virtudes, con amor y desamor…”, porque al ministro bien que le había gustado eso de ser drag queen.
***
[Entra fondo de I will survive] En eso que también se desatan un par de duendes de la comitiva de Santa y comienzan con la coreografía. El ritmo contagió a todos, quienes comenzaron a bailar y a corear la rola. Aquello más bien se convirtió en festejo del Orgullo Gay del Polo Norte... Y Suleida, molesta, que se acerca a un conductor de televisión, quien también estaba cantando, para hacer su denuncia: “¡Vean, el gordito degenerado andaba con un hombre!”… la respuesta le sorprendió: “Señoras y señores (y locas divinas), si se lo perdonamos al de RBD, que no se lo pasemos a este gordito, si le gusta el arroz con popote, pues que le entre”.
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Total que el mismísimo Santa se destapó también, y gacho, ese estaba peor, porque, además, aprovechó para anunciar una página porno de Internet y un libro que escribió en su juventud, en el cual narraba cómo fue su experiencia en el closeth, aquellos eran sus negocios más allá de la época navideña… muy lucrativo el asunto.
***
Suleida estaba enchilada porque nadie se acordaba de ella, ni de la explotación, ni del fraude, y mucho menos de la depravación de Santa; trataba de generar comentarios negativos, de hacer que la gente se diera cuenta, pero nadie la apoyó… Todos lo que estaban ahí, ya eran presas de la euforia, y cuando les tocaron I will survive, pero al revés, se pusieron bien locos, cual seguidores de la secta Trevi-Andrade; aparte, con los últimos destapes de famosos y la golpiza que le pusieron a un famoso conductor, la gente había aprendido a aceptar este tipo de preferencias. Lo malo, lo malo, malo fue que, justo en ese momento, la señora Clause pudo salir de la cajuela y le explicó a su marido lo sucedido.
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Santa Clause no dudó ni un momento y denunció a Suleida por privación ilegal de la libertad, asociación delictuosa y, encima, difamación, por lo cual fue a parar al bote; actualmente ella purga una condena de 50 años en la Prisión de Máxima Seguridad del Polo Norte y en sus ratos libres se dedica a arreglar a otras internas para sus visitas conyugales. Mientras tanto, Claus ha aumentado su participación en el mercado, debido a la invasión a Irak y otros lugares en donde la ideología estadounidense ha comenzado a ser implantada
***
Por su parte, la señora Claus inauguró una cadena de empresas dedicadas al diseño de imagen personal. Despues de recibir terapia psicológica por algún tiempo superó la idea de que su marido lo confundiera con una quimera y ahora se dedica a dar platicas en universidades acerca del valor de la mujer en la sociedad actual y de cómo lograr mantener un matrimonio estable ante las adversidades. Santa no lo sabe pero ella planea lanzar su candidatura para quedarse con su puesto el periodo viene.
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¿Moraleja? Estimado lector, la moraleja de esta historia debería ser proporcionada por la propia Suleida, sin embargo, por normatividad de la institución en donde se encuentra recluida no es posible tener contacto con ella, por lo cual tendremos que esperar a que termine de purgar su condena, o al menos que le permitan publicar su libro Suleida: el frío por el infierno, el cual narra su verdadera historia.

lunes, diciembre 15

Irreconciliable entre los dos

*** Mitad real, mitad ficción… es una historia mía a medias… una historia mía y de alguien que no soy yo.***


Encendiste tu cigarro con gesto de indiferencia y me provocaste algo de risa; recordé aquella de Fallaste corazón: “Y tú que te creías el rey de todo el mundo/y tú que nunca fuiste capaz de perdonar…” Pero, ¿tenías algo que perdonarme?... quizás únicamente el hecho de haberte perseguido con tanta insistencia durante las últimas semanas.

Y mientras fumabas yo pensaba en cómo era posible que no tuvieras sentimientos… en cómo era posible que me hablaras con tanta gravedad sin siquiera mirarme a los ojos… como si yo no estuviera presente. Jamás te entendí, y tampoco sé cómo pude aceptarte aquella invitación a tomar un café, aun después de que pusiste en entredicho mi inteligencia.

Mi amiga Laila siempre ha pensado que tengo un pésimo tino, que soy experta en relacionarme con tipos raros, inadecuados y hasta un tanto dañinos; lo único bueno es que siempre remata con una sonrisa indulgente y algún chascarrillo acerca de mi miopía emocional. Ya me lo había dicho Laila, pero yo insistí en buscar una oportunidad.

Continuabas fumando, inmutable. Recordé que, según tú, nuestro proceder como entes sociales casi siempre está impregnado de hipocresía, de frivolidad y banalidad… y recordé también aquellas veces en que callé por miedo a ser juzgada y sujeta a tu desaprobación; quizás tenías razón… quizás sólo en parte.

Mirando a la nada me pediste que no “lloriqueara”, que no fuera infantil. Y de un momento a otro pretendiste que todo aquello en lo que yo creía no era más que “convención social”. Yo sólo asentí con la cabeza, sumergida en mis tribulaciones, que, como ya sabías, me llevaban a un dolor profundo e insistente. Quise hablar, pero me interrumpiste.

Tu sentimiento de superioridad te llevó a mirarme como una “pobre víctima”. Y cuando ya ibas en el segundo cigarro intentaste mentir, como si todo pudiera arreglarse con un poco de condescendencia. Y yo persiguiéndote, como lo había hecho durante las últimas semanas… Insistente… como si tu opinión fuera a cambiar con tan sólo conocerme mejor; pero ni siquiera te habías detenido a observarme un poco.

El segundo cigarro se terminaba. Parpadeé un par de veces; la insatisfacción en tu semblante y la acusación manifiesta hacia mi persona me sacaron del letargo. Me dijiste lo que pensabas de mí… colocaste en mi frente una enorme etiqueta y solucionaste el problema, el problema que al final de cuentas era yo.

Cuando ya ibas por el tercer cigarro entendí que necesitabas estar solo, como antes de que yo llegara, como antes de que comenzaras a fumar. Comprendí que ninguno de mis intentos cambiaría la historia… supe que era momento de dejarte solo y soñar por mi cuenta.





Veneno
Caramelos de Cianuro

No sé
si estas llorando por que me voy,
o por que sabes que volveré,
sólo soy capaz de dar dolor.
***
No sé
qué haría con otra oportunidad,
si hay mil maneras para traicionar,
todas ellas llevan a perderte una vez más...
***
¿A dónde van todas esas promesas
que alguna vez hice y no pude cumplir?
Espérame en el fondo de tu alma,
ten calma.
***
Muéstrame las marcas de las tristezas,
las cicatrices que te di,
nunca fue mi intensión sumergirte
en mi espeso veneno...
***
No sé
si aún tengo tiempo para cambiar,
si aún queda algo por salvar,
no se ha perdido nada si aún nos queda algo más...
***
¿A dónde van todas esas promesas
que alguna vez hice y no pude cumplir?
Espérame en el fondo de tu alma,
ten calma.
***
Muéstrame las marcas de las tristezas,
las cicatrices que te di,
nunca fue mi intensión sumergirte
en mi espeso veneno,
nunca fue mi intensión herirte una vez más...
***
Creí merecer más de una,
no fui suficiente para dos...

lunes, noviembre 3

Requiem

Se cerró el telón… Luchamos, abuela… Luchaste, Chabela. Y no sé qué haya pasado por tu mente en aquel momento, no sé si me escuchaste cuando te gritaba cuánto te quería… No estaba lista para que te fueras, pero era lo justo: necesitabas paz.

Siempre dijiste que te gustaba cómo escribía, sin embargo, nunca te mostré las letras que inspiraste porque estaban impregnadas de dolor y de miedo. Hoy no se me ocurre una mejor manera de decirte adiós, porque en lo que soy yo hay una parte tuya.

Fue algo difícil el camino, pero logramos reencontrarnos y reconocernos. Desde el terrible diagnóstico hasta el final de tu existencia: reímos, lloramos, peleamos… nos amamos. Agradezco la oportunidad de habernos despedido, de a poco todos los días, y con mucho cariño.

No fui la mejor persona, pero intenté hasta donde pude. Te pido perdón si alguna vez me equivoqué. Te pido perdón porque aún no logro desprenderme de aquel punzante momento en que vi tu cuerpo ya sin vida… cuando supe que no volverías a abrir los ojos.

Abuela, han pasado algunos días y no dejo de llorarte… te extraño. Cuando camino por la calle, de regreso a casa, pienso en la falta que me haces: hubiera querido que estuvieras conmigo el día de mi boda… hubiera querido que me vieras estrenar esos zapatos de tacón que ahora están guardados en una caja. A veces ya no encuentro el sentido de muchas cosas.

Tengo presentes aquellas veces en que antes de salir al trabajo me decías “bonita”, y yo sonreía al pensar que me mirabas así por ser mi abuela. Hoy trato de consolarme con aquellos abrazos que me dabas para no verme llorar; era yo tan tonta… lloraba por tonterías.

Y no sé qué hacer con todo esto… es un dolor tan grande como el enorme vacío que dejaste, un vacío que no llenan mis lágrimas. No sé qué hacer con los recuerdos de mi esperanza, de mi fe en que pronto te aliviarías; con los recuerdos de las radioterapias infructuosas y de tu enorme temor ante la muerte… de todas aquellas veces que fui incapaz de calmar tu tristeza.

A diario sueño despierta, con el deseo de que esto no estuviera pasando, y me estremece la impotencia de no haber podido cambiar el destino. Fuiste mi única abuela, la única raíz que me unía a un pasado, y ya no estás… siento que una parte de mí queda a la deriva.

Y sigo siendo egoísta, porque no dejo ir tu recuerdo. Porque me angustia el hecho de no saber si logré demostrarte todo lo que sentía por ti… Sigo siendo egoísta porque pienso en lo extraño que resulta haberte acompañado en tus últimas horas, como si fuera yo diferente, como si así lo hubieras querido.

Esa noche tomé tu mano mientras dormitabas en aquella camilla y recordé cuando en días anteriores, en ese mismo hospital, te abracé con la fuerza que ya no tenías y contuve el llanto sabiendo que tú hacías lo mismo. ¿Qué es morir, abuela?, ¿a dónde te fuiste?, ¿aún me recuerdas? Yo estoy aquí, viva, absorta ante lo inexplicable… buscando un poco de tranquilidad.

Perdóname si tuve miedo, abuela… si no te comprendí. Perdóname si al final hablamos ya muy poco… perdona mi debilidad de carácter… Hoy, donde quiera que estés, debes saber cuánto te quiero… cuánto te quise en vida… Debes saber todo lo que significas para mí.



Someday we’ll know
New Radicals

90 miles outside chicago
Can't stop driving
I don't know why
So many questions
I need an answer
Two years later you're still on my mind
***
Whatever happened to Emelia
Who holds the stars up in the sky?
Is true love once in a lifetime?
Did the captain of the titanic cry?
***
Someday we'll know
If love can move a mountain
Someday we'll know
Why the sky is blue
Someday we'll know
Why I wasn't meant for you
***
Does anybody know the way to Atlantis?
Or what the wind says when she cries?
I'm speeding by the place that I met you
For the 97th time... tonight
***
Someday we'll know
If love can move a mountain
Someday we'll know
Why the sky is blue
Someday we'll know
Why I wasn't meant for you
***
Someday we'll know
Why Samson loved Delilah
One day I'll go
Dancing on the moon
Someday you'll know
That I was the one for you
***
I bought a ticket to the end of the rainbow
I watched the stars crash in the sea
If I could ask God just one question:
Why aren't you here with me?
***
Someday we'll know
If love can move a mountain
Someday we'll know
Why the sky is blue
Someday we'll
I wasn't meant for you
***
Someday we'll know
Why Samson loved Delilah
One day I'll go
Dancing on the moon
Someday you'll know
That I was the one for you

domingo, septiembre 28

¿A dónde vamos?

No puedo cambiar lo que siento, ni lo que nos pasa. No puedo vivir otra vida, ni regresar el tiempo. No puedo pedir que dejemos de ser lo que somos. Y como eres, así te quiero, aunque eso signifique una insalvable distancia. Quizás por primera vez acepto que puedo perder algo sin tanto dolor…

Nos movemos en direcciones distintas, pero continúas siendo la persona en quien reconozco mis sueños. Y me dejas pensando, y me retas con esa sonrisa en tu rostro… y dejo de preocuparme por lo que pasará, porque te importa mi vida, y lo que realmente soy, porque a pesar de todo llevo conmigo algo de lo que somos juntos.

Creo en ti, creo que puedes cambiar al mundo, y si algún día me necesitas estaré ahí, porque quizás buscamos exactamente lo mismo…


Try
Nelly Furtado

All I know
Is everything is not as it's sold
But the more grow the less I know
And I have lived so many lives
Though I'm not old
And the more I see, the less I grow
The fewer the seeds the more I sow
***
Then I see you standing there
Wanting more from me
And all I can do is try
Then I see you standing there
Wanting more from me
And all I can do is try
***
I wish I hadn't seen all of the realness
And all the real people are really not real at all
The more I learn, the more I learn
The more I cry, the more I cry
As I say goodbye to the way of life
I thought I had designed for me
***
Then I see you standing there
Wanting more from me
And all I can do is try
Then I see you standing there
I'm all I'll ever be
But all I can do is try
Try
***
All of the moments that already passed
We'll try to go back and make them last
All of the things we want each other to be
We never will be
We never will be
And that's wonderful, and that's life
And that's you, baby
This is me, baby
And we are, we are, we are, we are
Free In our love
We are free in our love

sábado, agosto 9

Mal-Estar

Me da igual mojarme cuando llueve, a lo más podría pescar una gripa, como aquella última en que me sangró la nariz, se me congestionó el pecho y lloré a mares… A veces me da igual porque la calle está llena de gente que corre de un lado a otro, encogiéndose de hombros o riendo con resignación… También ocurre que a veces me da igual porque hay buena compañía de regreso del trabajo, o porque tengo tiempo para pensar… y para sentir que estoy viva.

¿Cómo sabe uno que está vivo? Acaso porque siente los apretujones en el metro o la frustración de un retardo en el récord perfecto de la semana… Acaso porque estar vivo es diferente de estar muerto, en una caja con tierra encima… ¿Cómo sabe uno que está vivo? Acaso porque respira y siente un dolor punzante en el pecho cuando lo invade el miedo al verse a sí mismo como un desconocido… Cuando de noche no se concilia el sueño por saberse solo y vulnerable.

Y cuando me dices que no te importa lo que siento no me extraña… y cuando dices que todo da igual, que todo es pasajero, me dejas con un enorme vacío que comienza a serme familiar. Y con el caos en mi cabeza te doy mil veces la contraria, y salgo corriendo, y me exijo evitar pensar en ti… ¿Cómo sé yo que estoy viva? Porque hoy todo me duele, porque no me siento “normal”, porque no acabo de librar la batalla contra mis temores… lo sé porque se me humedecen los ojos, porque me tiemblan las manos…

Pedir ser la misma sería, en parte, pedirle al tiempo que volviera… que regresara a cuando era yo menos conciente y más feliz. Sé que estoy viva porque alguien junto a mí está muriendo, porque soy la contraparte de una historia que comienza a llegar a su fin… porque a diario abro los ojos y respiro. Y sonrío, y sobrellevo el cansancio en espera de que “todo pase” y un día deje de sentirme tan patéticamente egoísta… esta no soy yo.

Tú estás muriendo y yo pienso en que ya no puedo más… Tú estás muriendo y yo pienso en que me duele… Tú estás muriendo y yo pienso en que esta incertidumbre es injusta… conmigo. Y donde estaban todos quizás queda una persona, o dos; es demasiado pronto para descubrir lo duro que es “vivir”... es demasiado pronto para conocerme tanto, hasta el hastío. Quiero estar… ahora… por mí… para ti… para los que amo… quiero creer, me aferro todos los días… necesito “hacerlo bien”...

lunes, agosto 4

Para poder continuar

De nuevo a las andadas de los hospitales y haciendo corajes… Hace unos días internaron a mi abuela por una severa crisis de vómito y deshidratación. Dentro de lo que cabe no fue tan grave; lo grave son todas aquellas escenas que uno contempla como parte de un público involuntario producto de la coincidencia.

Un hombre de semblante bastante acabado llegó acompañado de quien, a mi parecer, era su mujer. No podía ni sostenerse en pie, así que ella lo ayudó a sentarse en una silla que estaba cerca de la entrada al área en la que se interna a los pacientes con urgencias médicas. Y de repente llegó aquella enooooorme mujer: la guardia.

[Me pregunto si con tantos kilos encima esa “señora” sería capaz de detener a alguien antes de que un paro cardiaco la matara.] El caso es que en cuanto llegó le dijo al hombre enfermo que no podía estar sentado ahí, ante lo cual la acompañante hizo un último intento: “¿puedo tomar la silla y ponerla en otro lugar?”, la enooooorme mujer contestó con una prepotente negativa al tiempo que tomaba su tolete y se lo colgaba en la cintura con gesto de matrona.

Desde ese instante la odié… pero, como nunca es suficiente, más tarde pude odiarla infinitamente, hasta casi sentir las mismas náuseas que mi abuela. A los dos minutos fui testigo de cómo la muy desgraciada aposentaba sus nalgas en la silla: así es, la misma silla que le había negado a un paciente con cáncer y una urgencia clínica.

¿Falta de criterio?, ¿falta de educación?, ¿asunto ético-filosófico o de educación cívica? ¡Vale madres! No quise reflexionar sesudamente, a lo más me pregunté por qué algunos individuos de nuestra sociedad actúan de forma tan animal. ¿No se supone que hay algo inherente en nuestra esencia que nos hace “seres humanos”?

Ni todas mis miradas de odio fueron suficientes, le hubiera dicho algo, cualquier cosa, de no ser porque mi estado de ánimo no era el propicio para dar pelea y ganarla dignamente. Sin sonar “mocha”, Dios quiera que nunca esté en una situación similar, cargando no sólo con el dolor físico, sino con el infinito sufrimiento espiritual.

Al área de urgencias de la especialidad de oncología acuden personas desahuciadas en su mayoría, hombres y mujeres de distintas edades, demacrados, sin cabello y, en muchos de los casos, postrados en una silla de ruedas. Es una prueba para cualquiera que lo presencia, es una prueba que lleva a reflexionar acerca de la fragilidad de nuestra existencia.

Y no es mi intención jugar el papel de “agente sensibilizador” sino simplemente exponer la profunda indignación que me embarga al observar la indiferencia y el cínico abuso. Nada podrá aminorar el dolor, pero quizás un gesto de empatía le ayude a quien padece una enfermedad tan devastadora como el cáncer a seguir adelante en su lucha por continuar con vida.

martes, julio 29

Intrascendente

No soy de inmenso atractivo y, pese a mis perfumados intentos, no puedes decir que soy “linda”. No soy activista, ni libertadora social; no abandero más causa que compartir lo que tengo y lo que hago con el mundo. No soy buena para memorizar y a veces se me escapa la frase precisa… No soy llevadera, se lo atribuyo a mi carácter inestable.

No soy el tipo de mujer que provoca, quizás tampoco el tipo de señorita presumible… y cuando no tengo nada bueno que decir, simplemente me callo. No soy cerebral, ni demasiado sociable; mi vida se reduce a una absurda pasión por aferrarme a todo lo bueno que voy encontrando a mi paso.

No hay en mí agresividad, la sustituye una infinita cursilería. No hago ejercicios mentales, de esos complicadísimos. No tengo pretextos cuando sabes que estoy aquí, a veces no sé negarme. No soy sincera cuando me digo que tengo el control en la palma de mi mano. Con frecuencia no soy lo que otros esperan.

No soy buena amiga, mucho menos cuando me da por pensar demasiado… No soy honesta cuando digo que comprendo todo, cuando hago de cuenta que no pasa nada. No soy buena, al menos no aquí, no en esta situación… No soy correcta en las despedidas, no cuando me ahorro el drama de mi novela.

No sé acatar órdenes… se me van los dedos… No me juzgues, aunque prometí no hacerlo: escribir. No sientas culpa al percatarte de todo lo que no soy… lo que no seré. No intentes comprenderlo, no pierdas el tiempo con suposiciones, pero tampoco me pienses “emocional” y absurda con la justificación de que soy mujer.

No soy misericordiosa con mi imagen pública, no me contengo… hace tiempo que no llega a mí el equilibrio convencional. No soy fanática de las casualidades, soy el tipo de persona que genera sus designios. No soy “simpática” siempre, ni sonrío siempre, ni guardo las formas siempre… No soy así, aunque muchas veces no sea bueno para mí.

lunes, julio 28

Lo que no fue

Te acordaste de la película que yo ya había olvidado y a mi mente vinieron algunos recuerdos. De pronto estaba contigo en el cine, de nuevo, como las otras veces, pero sin tanto amor en mi pecho… sin las enormes ganas de tener mi cabeza en tu hombro y tomar tu mano. Reímos mucho, como si en ello nos estuviéramos reconociendo.

Me miraste a los ojos un par de veces y yo sólo sonreí. Tonto… te quise mucho; fueron años tan intensos que la relación acabó por desgastarse. En aquel tiempo jamás llamaste cuando yo lo necesitaba, en aquel tiempo soñaba despierta contigo cuando tú comenzabas a soñar con alguien más. Hoy ya no somos los mismos.

Hay un poco más de dinero y menos tiempo… hay una sincera disculpa y una profunda nostalgia por lo que pudo pasar y no pasó. Éramos los mejores amigos… fuimos varias veces al cine, a un par de museos, a las tiendas de discos… aquella vez, con el pretexto de una fiesta, nos sorprendió la madrugada sentados en un parque haciendo nada.

Hablaste mucho de ella… le gustan los vestidos y las “películas de niñas”… se entienden. Hablé poco de él, no estoy en las mismas circunstancias; mucho menos quise ser patética e inventarme un tórrido romance. “La vida ahora y el futuro”… dijiste que no piensas casarte, pero sé que quizás en algún tiempo compre un bonito traje sastre para el acontecimiento.

Nos conocimos en un concierto de Hummersqueal… nos gustaba la música de Thermo… Yo quería cantar en una banda de emo-punk y el día en que me despedí de ti sonaba en mi cabeza Será por ti de Belanova… Aún escucho de vez en cuando a los Ataris: “No body on the road/No body on the beach…”; fuiste mi chico del verano de 2005 y yo la chica que nunca pudo escribirle la letra a tu canción.

Todo murió de una sobredosis, como Heat Ledger (“el putito de las montañas”, como tú lo llamas)… Quizás vayamos a ver Batman, el caballero de la noche. Y pensar que la primera parte de la saga (Batman inicia), esa película que ya había olvidado, la vimos en un cine barato de Viaducto, el cual ahora es propiedad de la Iglesia Universal…

miércoles, julio 9

Revuelto

“Me gustas cuando callas”… en ocasiones es mejor callar. Me levanto, me baño, me visto de prisa, le hago la parada al microbús, subo al metro… Y no entiendo, no quiero pensar… Algo de trabajo… corregir, corregir… El libro; lo compré en Gandhi, me atendió un chico agradable… Tus prohibiciones sin sentido, el mensaje entre líneas, la fotografía… insensibilidad involuntaria.

Te quiero… no te quiero… Evocación… ¿quieres ir al cine? A veces me acuerdo de ti, de tu mano en mi mano y tu rodilla junto a la mía… ¿Sabes cómo me siento? Si no llamo no llamas, no pienso llamar… Ingiero un poco de gelatina, me sacaron una muela… Borré un número telefónico. No sabes quién soy.

Me duele el pecho y lo que hay dentro, dicen que es el corazón… No te escucho, te leo… siempre te leo. “Don cry for me Evangeline…”, lloro porque no quiero perderte… no entiendo qué es la muerte… “para siempre, jamás”, para la eternidad… ¿Y cuando mis ojos no vuelvan a verte?, yo nunca te voy a olvidar.

Tomo mi bolso de piel marrón, los zapatos de tacón no los uso porque me cansan… de los sauces ya cayeron las hojas. Comemos pastel, el tumor crece, le tienes miedo al dolor. Llueve y yo pienso en lo feliz que he sido, a pesar de todo, porque “todo” es lo que soy… “Don’t cry for me Evalgeline... Please don’t you cry…”

domingo, junio 15

Helado y cosas que pasan

El otro día tenía antojo de helado de chongos zamoranos, así que me detuve en la heladería que está cerca del metro Camarones. Hice mi pedido y la chica del mostrador comenzó a llorar… no la escuché bien, sólo entendí que la acababan de asaltar.

Me quedé callada, creo que mi despiste me llevó a no comprender la situación. Después me preguntó si quería cono o vaso… y mientras servía sus lágrimas se volvieron lagrimones. De nuevo callé, pero esta vez la miré a los ojos, como queriendo hacerle sentir que, si de algo le servía, podía contarme lo ocurrido.

Dijo que desde la esquina un tipo había estado vigilando el local. Cuando ya casi nadie transitaba por la calle entró, se acercó al mostrador y le pidió que le diera todo el dinero. Ella, confundida, le preguntó por qué habría de hacer tal cosa… sin más empacho el individuo le mostró la pistola que llevaba a la cintura, por dentro del pantalón.

250 pesos, no más… 250 pesos por tremendo susto… 250 pesos y él quería más… y la amenazaba, y le advertía que no fuera a gritar. Tomó el dinero y le pidió que no volteara, que ni se le ocurriera llamar a alguien… No corrió, sólo se fue de prisa, mientras ella se soltaba a llorar… “¿Y el susto quién te lo quita?, ¿quién te quita el miedo?”.

Después del relato mi helado estaba derretido… y ella un poco más tranquila. Juro que no fue protocolo social, pero le pregunté si podía ayudarla en algo; me dijo que no, que el dueño del local venía en camino. También me dijo que era su último día, que no volvería, que no quería volver a estar sola en la heladería…

Y pese a que el helado siempre me trae recuerdos agradables, ahora, de vez en cuando, y extrañamente, me da un poco de tristeza cuando lo pruebo… y cuando miro hacia el interior del local y me doy cuenta de que la chica, en verdad, no regresó.

martes, mayo 27

Vive Latino '08... memorias gráficas

Vive... la gente



Black Rebel Motorcicle Club (BRMCC, pues)



Juntarnos... ¿Para no hacer nada?
Babasónicos... emoción desbordada




"Estoy metido hasta adentro... vamos a salir juntos de esto"
Ventilader



Para muestra basta un graffiti



El hijo "neopunk" que aún no tengo



Dildo (DLD), en conferencia de prensa



Martin Thulin, Fancy Free... ¡energía!

domingo, mayo 11

Lo que me callo

Como si no supieras lo que pienso de ti… como si no supieras que vivo aferrada a la absurda idea de que eres “diferente”. Y cada que puedes me lo haces saber: jamás has creído en el amor. Me pregunto si vale la pena perseguirte incesantemente con tal de obtener a cambio la mejor conversación de la semana. No sé lo que siento.

Como si no se me notara… risita idiota y nerviosa. Y busco un mensaje entre líneas, y cuando no lo encuentro a veces me lo invento… igualito como me invento que tú y yo juntos somos perfectos. Y pienso en tu actitud retadora, cuando pretendes obtener respuestas complicadas… no te das cuenta de que soy extremadamente “normal”.

Como si no fuera yo la máxima representante del autoengaño… me da por preguntarme qué tanto hay de cierto cuando agradeces la compañía o las llamadas telefónicas. Me mata tanto misterio. Y no estoy segura de arriesgarme, quizás sería mejor desaparecerme por algún tiempo, hasta que la nostalgia y las hormonas dejen de traicionarme.

Como si no existiera la posibilidad de que todo esto pare en el recuerdo… en la vieja e interminable lista de enamoramientos fallidos, construidos con falsas expectativas y emociones descontroladas. Si tan sólo este fuera un buen momento… Pero te desapareces, y me quedo pensando en ti… y quizás uno de estos días deje de buscarte.

martes, abril 1

No quiero pensar

Le tengo miedo a la muerte… creo que más a la de mi abuela que a la mía. Y no me gustan los hospitales, ni la sangre, ni las enfermeras, ni los médicos… Le tengo miedo al dolor… quizás también le tengo un poco de miedo a la vida. Y me sorprendo evadiendo verdades ineludibles, porque estoy aterrada y no tengo las respuestas: ¿qué ocurre cuando alguien muere?

Recuerdo que mi abuela me decía que no llorara por cosas que tenían solución, que mejor guardara un par de lágrimas para cuando ella muriera… y resulta que hoy nos dicen que ya no hay mucho que hacer… que va a morir. Y ya no puedo con esto… me pesa, me cansa. No soy la misma de antes, hay días en que no quisiera levantarme.

¿Y cuando lo “inevitable” suceda?, ¿qué pasará si no logro soportarlo? Siempre he sido débil de carácter, un poco cobarde… ¿se pueden hacer excepciones? Quiero, exijo, una esperanza, una sola; porque gradualmente he ido de la fe a la impotencia, porque ya no sé si valga la pena seguir creyendo… porque cuando me acuesto y cierro los ojos se me escapa el llanto.

No sé qué decirle a mi papá… no sé qué decirle a mis hermanos… no tengo una palabra reconfortante ni para mi propia persona. No sirvo, no ayudo… es como si de repente hubiera quedado vacía por dentro. Esto no se arregla con una frase inteligente, ni con un detalle atinado, ni con un burdo intento por guardar la calma… Esto no se arregla… para algo así no hay solución.

domingo, marzo 9

¿Quién quiere estudiar filosofía en la UNAM?


Qué perspectivas profesionales tiene un joven que estudie en la Facultad de Filosofía y Letras o en la de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM? ¿Podría ser contratado en empresas como Unilever, Nokia, Sony o Cemex? ¿Querría? ¿Está preparado para agregar valor económico o para generar empleos?

Durante la única conferencia que dicté en uno de los auditorios de la UNAM, años atrás, recuerdo que los estudiantes me escuchaban con cara de no entiendo nada, como si les estuviera hablando de otro planeta. Yo les hablaba de liderazgo empresarial, y les puse ejemplos de Bimbo o Sabritas. Yo he dado clases por años, y no tengo problema para comunicarme en un lenguaje claro con quien no domina la materia de negocios. El problema estaba del otro lado.

Los numerosos ejemplos de estudiantes de esas facultades, empezando por El Mosh y aderezado esta semana por Lucía Andrea Morett Álvarez —la estudiante mexicana herida en el campamento de las FARC en Ecuador—, deberían merecernos reflexiones serias sobre los programas académicos, las habilidades conceptuales y —en todo caso—, el adoctrinamiento de que son sujetos algunos jóvenes en esas aulas.

Ojo. El problema no está en la disciplina, pues hay exitosos egresados de licenciaturas afines que se emplean en agencias de investigación de mercados o que se insertan en procesos creativos en corporaciones que gustan de nutrirse de talento diverso, multiplicando las posibilidades que les brindan los egresados de las facultades de negocios o economía.

No. El problema está en la intención profesional con la que egresan varios jóvenes de esas facultades. Quieren romper el mundo, no construirlo. Uno, que está en el mundo de los negocios, se puede topar con un dentista transformado en publirrelacionsta teniendo éxito, prosperando, aunque no fue en lo que originalmente estudió. Pero no es común hallar un filósofo de la UNAM inserto en el mundo de los negocios. ¿Por qué será?

En Estados Unidos es numeroso el grupo de filósofos o egresados de escuelas de arte que luego estudian un MBA. ¿Su propósito? Hacer negocios. Prosperar. Aquí, sin embargo, los exportamos a los campamentos guerrilleros latinoamericanos. ¿Por qué es ese su destino?


*** Lo que acabamos de leer es la columna Cubículo estratégico, de Carlos Mota del jueves 6 de marzo (información que mi amigo Gade tuvo a bien compartir conmigo). Ante lo cual, la China, como egresada de la UNAM, hace uso de su derecho de réplica, al menos en su pequeño y extraño espacio:


Señor Mota (porque de periodista, al menos en esta columna, no tiene nada), para empezar, le agradecería que fuera más específico con sus datos: ¿de qué conferencia habla?, ¿en qué año la “dictó”?, ¿en qué facultad?, ¿en qué auditorio?... porque así nada más como una anécdota de su vida, pues mejor debería comenzar con un “querido diario”.

Contrario a lo que usted expresa, creo que sí tiene problemas para comunicarse, y no me refiero a “dominar la materia de negocios”, sino a establecer con claridad sus ideas con base en argumentos coherentes y concisos. En resumen, usted escribió su artículo con el hígado y eso no tiene nada de asertivo. Por lo que entiendo de su “sesudo” análisis, ahora resulta que a usted, pobre víctima, nunca lo comprendieron, y que “el problema es de los otros”, qué curioso.

Ahora bien, ¿los demás ejemplos (que no son ni el Mosh ni Lucía Andrea Morett Álvarez), que opinión le merecen?; los grandes científicos, pensadores e investigadores que ha generado la UNAM… ¡Ah, que usted no los conoce! Dele gracias al cielo que no todos somos “empresarios” (según su concepción), porque, póngase a pensar, ¿cómo es que funcionaría este mundo?

Usted “cree” (como cuando va a misa) que los estudiantes de la UNAM vamos a la aulas para que nos “adoctrinen”… usted cree que, como en los tiempos de la teoría de la aguja hipodérmica, es posible “lavarle” el cerebro a un ser humano; es decir, usted desmerita nuestra capacidad de reflexión y de análisis… ¿con qué derecho?

Noto que para usted la disciplina equivale a emplearse en agencias de investigación o de mercado, o insertarse en “corporaciones”… de nuevo con su tendencia reduccionista. No especifica, no da ejemplos, con una frase lo dice todo. Correcto, es una columna, su columna, pero podría entregarle a sus lectores algo mejor, ¿no le parece?

“El problema está en la intención profesional con la que egresan varios jóvenes de esas facultades. Quieren romper el mundo, no construirlo”… Me presento: Mi nombre es Penélope Martínez Zepeda, tengo 24 años y llevo más de dos trabajando; he sido profesora adjunta, voluntaria en una asociación civil, jefa de un departamento de prensa, redactora publicitaria y correctora de estilo. Muchas de mis actividades las desempeño como profesionista independiente.

Quizás no soy, como usted lo expone, “una dentista transformada en publirrelacionista teniendo éxito”, pero estoy orgullosa de ejercer la profesión para la cual estudié y, a la vez, diversificar mis áreas de oportunidad laboral. Si es que usted aún no se ha encontrado con un filósofo inserto en el mundo de los negocios es quizás porque no ha tenido el gusto de conocerlo, o por muchísimas otras razones de las cuales no habla en su columna.

Es por gente como usted que la convivencia en nuestra sociedad se vuelve cada vez más complicada; es por gente como usted, que generaliza y que prejuzga. ¿Sabe?, he tenido la enriquecedora oportunidad de trabajar con egresados de la Ibero, del Tec, del ITAM, así como de otras universidades que, como la UNAM, son públicas; en asuntos de trabajo eso no tiene la menor importancia, sino los resultados.

Lamento decirle que el destino de los universitarios es otro. Lamento decirle que quienes estamos en la constante búsqueda de oportunidades tenemos el coraje suficiente para enfrentarnos a todos los obstáculos, incluido el mal uso que "analistas" como usted hacen de los medios de comunicación y la falta de responsabilidad y ética de quienes publican opiniones sin fundamentos como la suya.



Aleks Syntek

Lo perfecto

Al tropezar aprendí
Que al vivir es así
Un error para cambiar
O aceptar mi condición
***
No va conmigo lo perfecto
Pero intento lo correcto
Nadie nace conociendo lo ideal
Debes poner tu mano en fuego, y sabrás
Nadie puede sus defectos cambiar
Cuando no los ha logrado aceptar
***
Si estaba bien o esta mal
No lo puedo descifrar
Pero alcanzo a comprender
Cuando llego a lastimar
***
No va conmigo lo perfecto
Pero intento lo correcto
Nadie nace conociendo lo ideal
Debes poner tu mano en fuego, y sabrás
Nadie puede sus defectos cambiar
Cuando no los ha logrado aceptar
***
Cada cabeza es un mundo
Y cada mundo tan distinto
Cada destino diferente
Y diferente es la gente
Cada persona en un sentido
Cada sentido en un camino
Son mil caminos tan distintos
Tan distantes entre sí
***
Nadie nace conociendo lo ideal
Debes poner tu mano en fuego, y sabrás
Nadie puede sus defectos cambiar
Cuando no los ha logrado aceptar

domingo, febrero 24

No te vayas

La voz llamó de nuevo a Sebastián… Estaba mucho mejor… Llegó caminando y sus padres irradiaban felicidad. Un corazón estrujado, él es protagonista y ni siquiera conoce a quien escribe las líneas… Un nudo en la garganta… alegría compartida.

Mientras tanto, me aferro a que mi abuela ame la vida. Pocas veces me escucha. Recuerdo que mucho antes de la enfermedad ella ya había comenzado a perder la fe. Dicen que es la vejez… dicen que es el miedo a morir.

No hay un abuelo (nunca lo hubo), a veces creo que por eso se siente tan sola. No hay más lazos, porque cuando lo años pasan uno comprueba que son pocas las personas que nos acompañan, que comparten nuestros momentos más hermosos y nuestro dolor.

La miro ahí, en la cama, pensando en la forma más adecuada de alejarse del mundo. La miro ahí, desgastada… mitad por el cáncer y la anemia, mitad por la indiferencia. En pocos días iremos a su tercera transfusión sanguínea. A veces siento que la existencia se le escapa.

Me enojo y casi grito… mientras, Isabel, mi abuela, deja correr un par de lágrimas que ruedan por sus mejillas. Y siento culpa… una infinita culpa. También hay quienes dicen que transcurrida una vida es casi imposible que las personas cambien.

Los sollozos de los enfermos, el nauseabundo olor del cuarto séptico… ese reposet que de placentero no tienen nada… y la media luz… la luz tenue… Contengo el llanto mientras miro los delgados brazos de mi abuela llenos de agujas. A media noche ella comienza a hablarme, me pregunta cómo iré a trabajar así de desvelada…

Quisiera hacerla feliz mientras empujo su carro del supermercado, quisiera que acompañarla a sus citas médicas fuera garantía total de que va a mejorar, de que se va a poner bien. Quisiera que, por un minuto, pensara en que esto es difícil también para mí.

Es extraño, a veces olvido por completo la posibilidad de la muerte; en lugar de ello temo por su vida, por lo que viene. Temo que su desazón y cansancio se vuelvan eternos y que ante sus ojos no valga nada la oportunidad de volver a comenzar.

¿En qué momento la gente se va alejando? ¿En qué momento se vuelve tan irreconocible? Y es que a veces no comprendo lo que sucede… a veces siento que se me acaban las fuerzas… Y me quedo muda… Y mi abuela me mira… Y yo simplemente me digo “no hay que dejar de intentar”.



Don’t give up

Whitest Boy Alive

Give me a reason to stay constantly ignored
Give me an angle that I haven't tried before
A guarantee for being honestly compaired
You want to live when life is achingly unfair
***
Don't make a move you'll look ridiculous again
You share no interest but it's easy to pretend
Don't start the action it will turn against you soon
No one is going to follow and you'll stand there like a fool
***
You left the people when the people left you out
Back in the suburbs you're craving for the crowd
Only minded now with defeats of yesterday
The mantra spinning in your head will keep it raised
***
Give me a reason to stay constantly ignored (I don't think I can)
Give me an angle that I haven't tried before (Not from where I stand)
A guarantee for being honestly compaired (Could not be found)
You want to live when life is sakenly unfair (Stick around)
Don't give up
Don't give up
Don't give up

jueves, febrero 7

Tres años de aguante

Tres años de desquiciado cinismo, un anónimo empedernido y varios amigos: saldo totalmente a favor. ¡La China festeja un aniversario más de El Extraño Mundo de Penélope!

Aburrido, cursi, quizás impopular. Amado, odiado… pero jamás olvidado. Pobre víctima de mis estados mentales alterados y de mi bipolaridad. Lo mismo testigo de mis amores frustrados que de los acontecimientos más graciosos e inverosímiles.

Esta es quizás mi relación más duradera. El Blog no me reprocha mi recurrente verborrea, como tampoco reclama por mis largas ausencias; lo encuentro siempre en el mismo lugar, fiel y leal. Es el hijo con quien mantengo una relación bastante incestuosa, ja.

Sin duda hay quienes se equivocan, todos aquellos que buscan aquí un “comprometido ejercicio periodístico”. No es el caso. Este espacio es sencillo, común… accidental. Es emotivo y visceral… caprichoso.

Aquí escribo para no olvidar. Escribo para recordar que el tiempo no borra los recuerdos que me llenan y me hacen feliz; escribo para releer mis errores y para revivir las emociones que me sacuden todos los días… Mi Blog es mi Diario.

Y me sorprende saber que hay quienes llegan a sentirse identificados. Me alegra cuando alguien se toma unos minutos y, además de leer, deja un comentario. Me entusiasma la idea de poder “conectarme”, de algún modo, con alguien más.

Aquí satisfago mi afán exhibicionista… puede ser. Pero también hago extensivo un ejercicio de libertad, pues quien entra aquí decide, bajo su propio riesgo (¡cuánto peligro!, jajaja), si desea leer o no.

De nuevo, muchas gracias a todos por acompañarme y por formar parte de mis historias. Por hacerse presentes durante estos últimos tres años que, verdaderamente, han sido de muchos cambios en la vida de su servilleta.

Y para agasajarnos en una ocasión tan especial, les dejo como regalo este “bonito” video que me trae “hermosos recuerdos”. Que se agarre Jack Sparrow, porque un buen día se le aparecen los Fantasmas del Caribe.

***Más abajo la letra, por si alguien desea cantar***





Muchacha triste
Fantasmas del Caribe

Cuando la vi me enamoré,
Me enamoré como por vez primera.
Con ella sí mi amor sembré,
E iluminé con luz de primavera.
***
Era tan linda, más linda que una estrella,
Sus ojos bellos, mi corazón aún cautivan.
Hey, tú, muchacha triste,
Ven, dame un beso, eso (¡ah!).
***
Le quise hablar y me acerqué,
No sé porqué pero temblé al verla.
Pálida flor, me sonrió,
Mas su sonrisa era como una pena.
***
Era tan linda, más linda que una estrella,
Sus ojos bellos, mi corazón aún cautivan.
Hey, tú, muchacha triste,
Ven, dame un beso, eso.
***
Ayer pasé por su balcón,
Y la esperé como la vez primera,
Ayer me habló, me dio una flor,
Y supe que no volvería a verla.
***
Era tan linda, más linda que una estrella,
Sus ojos bellos, mi corazón aún cautivan.
Hey, tú, muchacha triste,
Ven, dame un beso, eso (¡ah!).

domingo, enero 13

Re_Inicio

Suena a voces… a voces mezcladas con silencios largos. Suena a sollozos, a murmullos. Suena a burocracia, de esa que pregunta nombres, domicilios, números telefónicos… Suena a desesperación y tristeza: “usted tiene cáncer”… suena a esperanza: “está aquí para recibir su tratamiento”.

Y el frío que cala hasta los huesos acompaña la espera. Huele a alcohol mezclado con desinfectante… huele a enfermedad… a hospital sumergido en café express. Todos saben su destino, al menos parte de él, porque las “especialidades” marcan no sólo el expediente, sino la vida.

Oncología: preconsulta, orientación al derechohabiente, laboratorio, rayos X, ginecología, mama, cabeza y cuello, hematología, tumores mixtos, jefatura de piso, área de radiación… anuncios comerciales de “nuevos tratamientos” de quimioterapia suministrada por vía oral.

Consultorio 1, 2, 3, 4… Puertas que se abren y se cierran. Un tumor, un tumor maligno… alteración de células que se reproducen descontroladamente. Diagnóstico: CACU (cáncer cérvico-uterino). “¿Cómo pudo pasar?... Dijeron que todo estaba en orden… Ocho meses atrás dijeron que se habían equivocado, que no era cáncer… y luego vinieron las hemorragias…”

Cabezas cubiertas con gorros y pañoletas… con pelucas. “Viejita, siéntate, ya casi nos toca”, minutos más tarde el hombre entra al consultorio. El nombre de Sebastián, lo gritan dos veces, luego aparece un niño de unos seis años… en silla de ruedas… y unos padres que no logran disimular la angustia en sus rostros.

¿Para qué pensar en la muerte? ¿Por qué buscar un culpable? No vale la pena cuestionar a Dios… Es, sencillamente, la lucha… aferrarse a vivir. Por eso quizás valga la pena el dolor, por seguir respirando, porque aún no termina, porque aún no es momento de dejar de existir…