domingo, marzo 9

¿Quién quiere estudiar filosofía en la UNAM?


Qué perspectivas profesionales tiene un joven que estudie en la Facultad de Filosofía y Letras o en la de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM? ¿Podría ser contratado en empresas como Unilever, Nokia, Sony o Cemex? ¿Querría? ¿Está preparado para agregar valor económico o para generar empleos?

Durante la única conferencia que dicté en uno de los auditorios de la UNAM, años atrás, recuerdo que los estudiantes me escuchaban con cara de no entiendo nada, como si les estuviera hablando de otro planeta. Yo les hablaba de liderazgo empresarial, y les puse ejemplos de Bimbo o Sabritas. Yo he dado clases por años, y no tengo problema para comunicarme en un lenguaje claro con quien no domina la materia de negocios. El problema estaba del otro lado.

Los numerosos ejemplos de estudiantes de esas facultades, empezando por El Mosh y aderezado esta semana por Lucía Andrea Morett Álvarez —la estudiante mexicana herida en el campamento de las FARC en Ecuador—, deberían merecernos reflexiones serias sobre los programas académicos, las habilidades conceptuales y —en todo caso—, el adoctrinamiento de que son sujetos algunos jóvenes en esas aulas.

Ojo. El problema no está en la disciplina, pues hay exitosos egresados de licenciaturas afines que se emplean en agencias de investigación de mercados o que se insertan en procesos creativos en corporaciones que gustan de nutrirse de talento diverso, multiplicando las posibilidades que les brindan los egresados de las facultades de negocios o economía.

No. El problema está en la intención profesional con la que egresan varios jóvenes de esas facultades. Quieren romper el mundo, no construirlo. Uno, que está en el mundo de los negocios, se puede topar con un dentista transformado en publirrelacionsta teniendo éxito, prosperando, aunque no fue en lo que originalmente estudió. Pero no es común hallar un filósofo de la UNAM inserto en el mundo de los negocios. ¿Por qué será?

En Estados Unidos es numeroso el grupo de filósofos o egresados de escuelas de arte que luego estudian un MBA. ¿Su propósito? Hacer negocios. Prosperar. Aquí, sin embargo, los exportamos a los campamentos guerrilleros latinoamericanos. ¿Por qué es ese su destino?


*** Lo que acabamos de leer es la columna Cubículo estratégico, de Carlos Mota del jueves 6 de marzo (información que mi amigo Gade tuvo a bien compartir conmigo). Ante lo cual, la China, como egresada de la UNAM, hace uso de su derecho de réplica, al menos en su pequeño y extraño espacio:


Señor Mota (porque de periodista, al menos en esta columna, no tiene nada), para empezar, le agradecería que fuera más específico con sus datos: ¿de qué conferencia habla?, ¿en qué año la “dictó”?, ¿en qué facultad?, ¿en qué auditorio?... porque así nada más como una anécdota de su vida, pues mejor debería comenzar con un “querido diario”.

Contrario a lo que usted expresa, creo que sí tiene problemas para comunicarse, y no me refiero a “dominar la materia de negocios”, sino a establecer con claridad sus ideas con base en argumentos coherentes y concisos. En resumen, usted escribió su artículo con el hígado y eso no tiene nada de asertivo. Por lo que entiendo de su “sesudo” análisis, ahora resulta que a usted, pobre víctima, nunca lo comprendieron, y que “el problema es de los otros”, qué curioso.

Ahora bien, ¿los demás ejemplos (que no son ni el Mosh ni Lucía Andrea Morett Álvarez), que opinión le merecen?; los grandes científicos, pensadores e investigadores que ha generado la UNAM… ¡Ah, que usted no los conoce! Dele gracias al cielo que no todos somos “empresarios” (según su concepción), porque, póngase a pensar, ¿cómo es que funcionaría este mundo?

Usted “cree” (como cuando va a misa) que los estudiantes de la UNAM vamos a la aulas para que nos “adoctrinen”… usted cree que, como en los tiempos de la teoría de la aguja hipodérmica, es posible “lavarle” el cerebro a un ser humano; es decir, usted desmerita nuestra capacidad de reflexión y de análisis… ¿con qué derecho?

Noto que para usted la disciplina equivale a emplearse en agencias de investigación o de mercado, o insertarse en “corporaciones”… de nuevo con su tendencia reduccionista. No especifica, no da ejemplos, con una frase lo dice todo. Correcto, es una columna, su columna, pero podría entregarle a sus lectores algo mejor, ¿no le parece?

“El problema está en la intención profesional con la que egresan varios jóvenes de esas facultades. Quieren romper el mundo, no construirlo”… Me presento: Mi nombre es Penélope Martínez Zepeda, tengo 24 años y llevo más de dos trabajando; he sido profesora adjunta, voluntaria en una asociación civil, jefa de un departamento de prensa, redactora publicitaria y correctora de estilo. Muchas de mis actividades las desempeño como profesionista independiente.

Quizás no soy, como usted lo expone, “una dentista transformada en publirrelacionista teniendo éxito”, pero estoy orgullosa de ejercer la profesión para la cual estudié y, a la vez, diversificar mis áreas de oportunidad laboral. Si es que usted aún no se ha encontrado con un filósofo inserto en el mundo de los negocios es quizás porque no ha tenido el gusto de conocerlo, o por muchísimas otras razones de las cuales no habla en su columna.

Es por gente como usted que la convivencia en nuestra sociedad se vuelve cada vez más complicada; es por gente como usted, que generaliza y que prejuzga. ¿Sabe?, he tenido la enriquecedora oportunidad de trabajar con egresados de la Ibero, del Tec, del ITAM, así como de otras universidades que, como la UNAM, son públicas; en asuntos de trabajo eso no tiene la menor importancia, sino los resultados.

Lamento decirle que el destino de los universitarios es otro. Lamento decirle que quienes estamos en la constante búsqueda de oportunidades tenemos el coraje suficiente para enfrentarnos a todos los obstáculos, incluido el mal uso que "analistas" como usted hacen de los medios de comunicación y la falta de responsabilidad y ética de quienes publican opiniones sin fundamentos como la suya.



Aleks Syntek

Lo perfecto

Al tropezar aprendí
Que al vivir es así
Un error para cambiar
O aceptar mi condición
***
No va conmigo lo perfecto
Pero intento lo correcto
Nadie nace conociendo lo ideal
Debes poner tu mano en fuego, y sabrás
Nadie puede sus defectos cambiar
Cuando no los ha logrado aceptar
***
Si estaba bien o esta mal
No lo puedo descifrar
Pero alcanzo a comprender
Cuando llego a lastimar
***
No va conmigo lo perfecto
Pero intento lo correcto
Nadie nace conociendo lo ideal
Debes poner tu mano en fuego, y sabrás
Nadie puede sus defectos cambiar
Cuando no los ha logrado aceptar
***
Cada cabeza es un mundo
Y cada mundo tan distinto
Cada destino diferente
Y diferente es la gente
Cada persona en un sentido
Cada sentido en un camino
Son mil caminos tan distintos
Tan distantes entre sí
***
Nadie nace conociendo lo ideal
Debes poner tu mano en fuego, y sabrás
Nadie puede sus defectos cambiar
Cuando no los ha logrado aceptar