martes, julio 29

Intrascendente

No soy de inmenso atractivo y, pese a mis perfumados intentos, no puedes decir que soy “linda”. No soy activista, ni libertadora social; no abandero más causa que compartir lo que tengo y lo que hago con el mundo. No soy buena para memorizar y a veces se me escapa la frase precisa… No soy llevadera, se lo atribuyo a mi carácter inestable.

No soy el tipo de mujer que provoca, quizás tampoco el tipo de señorita presumible… y cuando no tengo nada bueno que decir, simplemente me callo. No soy cerebral, ni demasiado sociable; mi vida se reduce a una absurda pasión por aferrarme a todo lo bueno que voy encontrando a mi paso.

No hay en mí agresividad, la sustituye una infinita cursilería. No hago ejercicios mentales, de esos complicadísimos. No tengo pretextos cuando sabes que estoy aquí, a veces no sé negarme. No soy sincera cuando me digo que tengo el control en la palma de mi mano. Con frecuencia no soy lo que otros esperan.

No soy buena amiga, mucho menos cuando me da por pensar demasiado… No soy honesta cuando digo que comprendo todo, cuando hago de cuenta que no pasa nada. No soy buena, al menos no aquí, no en esta situación… No soy correcta en las despedidas, no cuando me ahorro el drama de mi novela.

No sé acatar órdenes… se me van los dedos… No me juzgues, aunque prometí no hacerlo: escribir. No sientas culpa al percatarte de todo lo que no soy… lo que no seré. No intentes comprenderlo, no pierdas el tiempo con suposiciones, pero tampoco me pienses “emocional” y absurda con la justificación de que soy mujer.

No soy misericordiosa con mi imagen pública, no me contengo… hace tiempo que no llega a mí el equilibrio convencional. No soy fanática de las casualidades, soy el tipo de persona que genera sus designios. No soy “simpática” siempre, ni sonrío siempre, ni guardo las formas siempre… No soy así, aunque muchas veces no sea bueno para mí.

lunes, julio 28

Lo que no fue

Te acordaste de la película que yo ya había olvidado y a mi mente vinieron algunos recuerdos. De pronto estaba contigo en el cine, de nuevo, como las otras veces, pero sin tanto amor en mi pecho… sin las enormes ganas de tener mi cabeza en tu hombro y tomar tu mano. Reímos mucho, como si en ello nos estuviéramos reconociendo.

Me miraste a los ojos un par de veces y yo sólo sonreí. Tonto… te quise mucho; fueron años tan intensos que la relación acabó por desgastarse. En aquel tiempo jamás llamaste cuando yo lo necesitaba, en aquel tiempo soñaba despierta contigo cuando tú comenzabas a soñar con alguien más. Hoy ya no somos los mismos.

Hay un poco más de dinero y menos tiempo… hay una sincera disculpa y una profunda nostalgia por lo que pudo pasar y no pasó. Éramos los mejores amigos… fuimos varias veces al cine, a un par de museos, a las tiendas de discos… aquella vez, con el pretexto de una fiesta, nos sorprendió la madrugada sentados en un parque haciendo nada.

Hablaste mucho de ella… le gustan los vestidos y las “películas de niñas”… se entienden. Hablé poco de él, no estoy en las mismas circunstancias; mucho menos quise ser patética e inventarme un tórrido romance. “La vida ahora y el futuro”… dijiste que no piensas casarte, pero sé que quizás en algún tiempo compre un bonito traje sastre para el acontecimiento.

Nos conocimos en un concierto de Hummersqueal… nos gustaba la música de Thermo… Yo quería cantar en una banda de emo-punk y el día en que me despedí de ti sonaba en mi cabeza Será por ti de Belanova… Aún escucho de vez en cuando a los Ataris: “No body on the road/No body on the beach…”; fuiste mi chico del verano de 2005 y yo la chica que nunca pudo escribirle la letra a tu canción.

Todo murió de una sobredosis, como Heat Ledger (“el putito de las montañas”, como tú lo llamas)… Quizás vayamos a ver Batman, el caballero de la noche. Y pensar que la primera parte de la saga (Batman inicia), esa película que ya había olvidado, la vimos en un cine barato de Viaducto, el cual ahora es propiedad de la Iglesia Universal…

miércoles, julio 9

Revuelto

“Me gustas cuando callas”… en ocasiones es mejor callar. Me levanto, me baño, me visto de prisa, le hago la parada al microbús, subo al metro… Y no entiendo, no quiero pensar… Algo de trabajo… corregir, corregir… El libro; lo compré en Gandhi, me atendió un chico agradable… Tus prohibiciones sin sentido, el mensaje entre líneas, la fotografía… insensibilidad involuntaria.

Te quiero… no te quiero… Evocación… ¿quieres ir al cine? A veces me acuerdo de ti, de tu mano en mi mano y tu rodilla junto a la mía… ¿Sabes cómo me siento? Si no llamo no llamas, no pienso llamar… Ingiero un poco de gelatina, me sacaron una muela… Borré un número telefónico. No sabes quién soy.

Me duele el pecho y lo que hay dentro, dicen que es el corazón… No te escucho, te leo… siempre te leo. “Don cry for me Evangeline…”, lloro porque no quiero perderte… no entiendo qué es la muerte… “para siempre, jamás”, para la eternidad… ¿Y cuando mis ojos no vuelvan a verte?, yo nunca te voy a olvidar.

Tomo mi bolso de piel marrón, los zapatos de tacón no los uso porque me cansan… de los sauces ya cayeron las hojas. Comemos pastel, el tumor crece, le tienes miedo al dolor. Llueve y yo pienso en lo feliz que he sido, a pesar de todo, porque “todo” es lo que soy… “Don’t cry for me Evalgeline... Please don’t you cry…”