jueves, diciembre 31

Balance

Eso de que “lo que empieza mal termina mal” es bastante subjetivo. La mayoría de los sucesos en la vida dependen de nosotros, salvo muy contadas excepciones… lo digo por experiencia.


Inicié el año mal, con el duelo por la muerte de mi abuela y mi amor propio perdido en algún lugar del limbo… con un trabajo poco prometedor y el corazón hecho trizas. Aún así no me di por vencida. Y sé que el final de año no es momento de reclamaciones, pero es que esta no es una… es sólo mi punto de vista.


Creo firmemente que nadie tiene derecho a decidir por nosotros, que nadie tiene derecho a hacernos objeto de sus “caridades”… creo que lo más difícil en este mundo es elegir.


Elegir sin juzgar a nuestros padres que en algún momento quizás fueron imperfectos, elegir sin anteponer determinadas circunstancias que nos marcaron con el dolor, elegir sin culpar a alguien que no nos ama, o que nos decepciona… Elegir con la plena convicción de que somos responsables de lo que nos ocurre.


Incluso después de cometer un error tenemos la oportunidad de “re elegir”, de transformar lo que no nos gusta y de transformarnos. No dependemos de lo que otros quieran, nadie se queda con “algo” de nosotros, a menos que así lo deseemos. Todo es menos complicado cuando reconocemos qué es lo que nos hace infelices.


A veces es sencillo actuar impulsivamente; satisfacer algo inmediato y primario… pero a veces también eso nos vuelve menos humanos. Sé, por experiencia también, que un momento de satisfacción puede ser la causa de media existencia atormentada… de una sensación de amargura que se prolonga por días.


Pero con un poco de valor todo puede cambiar... con ahínco…


El año mejoró, no hubo predestinamiento. Estuve rodeada de personas que me ayudaron mucho, quizás sin saberlo; crecí con ellas. Aprendí a disfrutar a mi familia, porque el tiempo corre y un día todo cambia inesperadamente… Por fin me deshice de una pesada carga emocional.


Y cuando alguien pretende abrir capítulos cerrados, recurro a mi fuerza de voluntad, a la confianza que me tengo. Y no pido nada con las manos vacías, no necesito “favores”. Corro a toda velocidad, en dirección opuesta a lo que me lastima… ¡No más, no más!


Lo que empieza mal puede terminar de otro modo: aprendemos a levantarnos. Luego podemos darnos la oportunidad de comenzar bien y concluir aún mejor. Este año para mí inicia perfecto y espero, de todo corazón, que así sea para las personas a quienes amo y para quienes me leen.


¡Feliz 2010!

miércoles, diciembre 23

Ínfulas de rica

De haber sabido que en esa estética (de diseño de imagen, bla-bla) cobraban tan caro, no sólo hubiera aceptado "algo de beber"... ¡hubiera exigido un wisky en las rocas!

jueves, diciembre 17

Brevísimo

Qué más da… tengo derecho. No soy la más “linda”, ni la más “llamativa”, pero puedo echar un vistazo… Mi pecho se ocupa y se desahoga con facilidad, aún no hay nada oficial. No creo en los cuentos de hadas, pero tampoco quiero seguir creyendo en los melodramas que me invento.


No pierdo nada con intercambiar una sonrisa y actuar como una tonta, mientras tú presumes tus habilidades. Ya habrá otro momento para pensar en lo adecuado. A veces me siento torpe; lo peor del asunto es que eso me hace feliz. Y te apareces por mera formalidad, porque así lo requieren la circunstancias.


No espero que pienses nada de mí… no espero que creas que soy maravillosa después de un par de días en los que tan sólo hemos hablado lo necesario para llevar a buen término un asunto impersonal. Tengo una imaginación poderosa, pero no lo suficiente como para doblegar mis inseguridades.


Total… que ya mañana todo regresará a la normalidad.

miércoles, diciembre 9

Mejor que lo de antes

Cualquier cosa es mejor que lo de antes… hablar de lo que sea… pedirle a alguien que me invite a salir. La sensación de tranquilidad comienza a ser más constante, cualquier cosa es mejor que antes… soy libre.


Quienes dijeron que con el correr de los días la tristeza aminoraría tenían razón. A veces siento que ya casi se me olvida, o al menos de repente ya se me olvida que en un principio me obligaba a olvidar. Todo está bien. Camino por la calle sin hacerme tantas preguntas, en espera de algo nuevo, distinto de lo poco que estuve acostumbrada a recibir.


No es que haya borrado parte de mi pasado… más bien he entendido que los ciclos concluyen. Algunos terminan de manera abrupta e inesperada, mientras que otros están en lo más profundo de nosotros y debemos resolverlos. Y de repente se acaba, sin tantos rituales: un día uno se levanta y sabe que concluyó… lo siente.


Los espacios que se van vaciando… las memorias contenidas que se van disolviendo… la vida que no se detiene. Ha pasado más de una vez, pero sigo adelante. Las cosas cambian, con el tiempo he comprendido que necesito algo firme, “verdadero”, que de poco me sirve desperdiciar mi existencia para luego sentirme vacía.


Fue sencillo engañarme… cómodo. Cómodo eso de no exigir nunca nada, cómodo eso de no recibir nunca nada. Fue cómodo pensar que “las cosas son así”. Y pretenderme tan falsa, creyendo que soy como la mayoría… capaz de utilizar a alguien… ¿para qué?


Son lecciones que uno aprende después de llorar un rato, después de equivocarse… Y de nuevo me siento en el derecho de buscar, de imaginarme con alguien más, alguien que reciba con naturalidad todo lo que yo le pueda ofrecer.


Hoy compré un té chai, jamás lo había probado. Y también compré aquel primer disco de Reik cuyas canciones me traen viejos recuerdos. Pensé que sería un martirio, pero hoy puedo reírme al traer a mi mente un montón de memorias de cuando me enamoré como una adolescente, de cuando esperaba con el alma en un hilo la llamada telefónica que casi nunca llegaba.


En aquel tiempo todo era distinto. No tenía yo un trabajo y el disco de Reik, para qué mentir, era pirata, ja. No sabía con exactitud qué sería de mi vida, tenía poco dinero, pero mucho tiempo para salir con los amigos, caminar sin rumbo y compartir. Ya no soy la misma de aquellos años.


Hoy hago lo que me gusta, vivo haciendo lo que me apasiona… a veces me escapo en breves viajes… y a diario intento conocerme de a poco. Hoy cualquier cosa es mejor que lo de antes; no ese “antes” que abarca todo, sino ese frangmento de “antes” que, por cobardía, me provocaba profundo dolor…



** Cursilería infinita… ¡que me regalen un “osito de peluche”!


Primera cita

Chris Syler


Camina a mi lado, no te pongas vergonzosa,

sólo toma de mi mano, iremos donde tu quieras.


Y así es mi amor, transparente y sincero,

y suave como el otoño.

Y así es mi amor, serás la reina en la cima

y la dulzura en mi vida.


Esta es la primera cita, y quiero que sea perfecta,

te entrego un ramo de rosas, y un osito de peluche.


Y así es mi amor, transparente y sincero,

y suave como el otoño.

Y así es mi amor,

serás la reina en la cima y la dulzura en mi vida.


Como quisiera besarte, pero arruinaría el momento,

total yo sé que mil besos me darás,

cuando yo sea tu dueño.


Y así es mi amor, transparente y sincero,

y suave como el otoño.

Y así es mi amor,

la reina en la cima y la dulzura en mi vida.


Y así es mi amor, transparente y sincero,

y suave como el otoño.

Y así es mi amor,

la reina en la cima y la dulzura en mi vida.

domingo, noviembre 29

Estado gaseoso

Evacuaron el edificio… lo vaciaron, pues. Alguien se percató y lo dijo sin pudor: “Huele a gas”… Yo miré a Ramona y apenas pude contener la risa: “¿Que no hay una película mexicana que así se llama?”… Ramona se rió también, no sin antes acusarme de evidenciar mi código postal.


Nos dijeron que había una fuga en un edificio contiguo… Y sí… olía a gas. Como aquello del olfato no discrimina, todos se dieron cuenta: los gerentes, las asistentes de los gerentes, los de mercadotecnia, los editores, los asistentes de los editores, los correctores, los de sistemas, los “polis”, el personal de limpieza y de mantenimiento… Ahí iba toda la banda en procesión, camino al parque de Pilares para pasar el rato en lo que el asunto se “oreaba”, ja.


Huele a gas (la película) es, según un sitio de Internet que de tan poco confiable ni siquiera menciono, “una aventura de risas, buen humor y aventura al por mayor”… casi taaaan divertido como el hecho de que el personal de una reconocida editorial salga en bola a buscar refugio en un parque; lo malo es que en ese parque no hay carrito de helados ni vendedor de algodones.


Otra sinopsis, aún menos confiable, encasilla esta joya de la cinematografía mexicana en un género conocido como sexicomedia. Tendré que verla, pues según yo no hay nada de sexi en que huela a gas… como tampoco hay nada de sexi en que un diseñador exponga una hipótesis como: “¿Cuál gas?, igual y alguien se echó un 'soplado'”.


Esos momentos de sana convivencia son los que no cambio por nada… me gusta ser oficinista. La emoción a veces está en un hecho tan sencillo y sublime como que huela a gas. Y qué más da que en nuestra historia no apareciera Carmen Salinas, Sasha Montenegro o Alfonso Zayas… hacemos libros y somos re’ divertidos.


A unas horas del suceso, aún “lo recuerdo perfectamente”: tomé de mi bolsa un billete de 200 pesos (¿reacción natural?), mientras de fondo se escuchaba una canción de Mark Anthony que alguien tenía en su reproductor… Y en este testimonio admito que yo hubiera preferido un soundtrack más rasposo, como la canción esa de Chico Ché y La crisis:



Huele a gas

Chico Ché


Si va a volar

no vuele con el gas,

porque con el gas

no vale el “ahí se va”.


A mi vecina le explotó el bolier

y la pestaña se le quemó,

la permanente, la permanente,

la permanente se le achicharró.


Esto les pasa por descuidados,

por no poner nunca atención.

Siempre se apaga solo el piloto

y luego viene la quemazón.


Cuidado con el gas,

que te va a explotar.

Cuidado con el gas,

que te va a explotar.


No dejes nunca sobre la estufa

los alimentos sin vigilar,

porque se tiran y apagan todo

y así se sigue saliendo el gas.


Vigila siempre las conexiones

para que evites las explosiones.

Porque tu sabes que si explotamos

toditos juntos con el gas nos vamos.


Cuidado con el gas,

que te va a explotar.

Cuidado con el gas,

que te va a explotar.


¡El gaaaas!


Cuidado con el gas,

que te va a explotar.

Cuidado con el gas,

que te va a explotar.

lunes, noviembre 23

Geografía para principiantes

Me pregunta si tengo algo que “agregar” y yo me quedo callada, ante el miedo de parecer una tonta. Es el tipo de persona a quien no puedo más que respetar… es el tipo de persona que se entrega a su trabajo y lo hace bien, impecablemente. Y por más que mi mente vaya rápido no sé si lograré igualarle el paso.


Tomo un par de notas intentando extraer lo necesario… Si él pudiera leerme el pensamiento sabría lo mucho que lo admiro… es un hombre joven y eso sin duda hace que me sienta en una posición aún más desventajosa; no puedo poner como pretexto mi edad, mi inexperiencia y esas cosas… Y yo… yo no sé Geografía… y comienzo a sentir que nunca sabré lo suficiente de editorial.


La claridad en las ideas es lo primordial, el método: él lo tiene. Sabe de lo que habla, puedo percibir su convicción: no titubea ni un instante. Limpia un texto como si fuera cualquier cosa, con un don natural. Él tiene muy claro cómo debe quedar su libro y a mí me entra el pánico por aquello de parecer una simple novata. No tengo nada que agregar… a menos que admita que me siento entre afortunada e insegura.


La vida real no es una “escuela”… no hay tiempo de hacer tarea. Editar un libro suele ser cosa seria. Una parte es vocación e intuición, la otra disciplina y dedicación… y al final de cuentas, más allá de las ventas, un material educativo es bueno o simplemente no vale la pena… Y él cree que estoy lista para editar… y yo intento pisar con cuidado para hacer un papel medianamente decoroso.


Nunca me gustó la Geografía, en segundo de secundaria estuve a punto de reprobar. Y ahora resulta que a estas alturas de mi vida busco no perderme entre conceptos tan sencillos como población absoluta y densidad de población. Pero hay un punto a mi favor: suelo buscar aventura y cuando mi ego editorial demanda satisfacción, simplemente, no puedo dejar de intentar.

viernes, noviembre 20

Satélites

Esta semana hay venta especial en la editorial y, aunque no soy “empleada” como tal, se me hizo extensiva la invitación: La seducción de las palabras, de Álex Grijelmo; Antología de ciberficción; Noches de pesadilla. Antología de cuentos de terror; Buzón del tiempo, de Mario Benedetti; Cuentos de terror, de Arthur Conan Doyle; Palabras hechas canciones. Mentiras piadosas, de Joaquín Sabina; Casa tomada y otros cuentos, de Julio Cortázar; Todos los fuegos el fuego, también de Cortázar; Rebeldes de S. E. Hinton, y un bonito libro infantil titulado El rock de la momia y otros versos diversos, de Antonio Orlando Rodríguez.


En mi listado falta uno: La cantante descalza y otros casos oscuros del rock, de Jordi Soler. Este libro, el más “flaquito” de los que compré, ha sido el primero que comencé a leer. Un relato me bastó, sigo harto divertida después de chutarme “El oficio secreto de Elvis Presley”, en el cual Soler narra cómo es que, en su tiempo libre y bajo la identidad de John Burroughs, “el rey” se presume como agente antinarcóticos… todo un viaje.


Quien ya haya leído a Soler habrá de disculparme, yo no lo había leído… Es lo bueno de las ferias y las ventas especiales: uno puede pararse frente a los estantes, mirar las portadas, leer las sinopsis de las cuartas de forros, compartir opiniones con otros compradores, dejarse llevar por una corazonada y, finalmente, elegir. Yo leo la palabra rock y ya es una garantía: por mis venas corre el rock, ja.


Me puse a investigar acerca de Soler y curiosamente me encontré con un pequeño texto que me cae del cielo en días como estos, días en que traigo un montón de ideas en la cabeza respecto de lo correcto, de lo justo… de lo importante. Me ha venido mi segundo aire, mi adolescencia tardía… la fijación esa de cambiar al mundo. A veces recibo tanto que no sé cómo dosificarlo, cómo compartirlo. Jordi Soler me leyó la mente… dice así:


"Hace algunos años lanzaba todas las noches, desde mi cabina de radio en la ciudad de México, un satélite al espacio. Entonces creía, como sigo creyendo ahora, que la música que oímos, luego de pasar frente a nosotros, sigue su camino ascendente hacia el espacio exterior donde vagará, tal como fue concebida e interpretada, entre miles y miles de piezas musicales, hasta el final de los tiempos. En su camino hacia la eternidad, esta canción va sonando, aunque no la oiga nadie, y además va irradiando sus notas, su melodía, su armonía, sus letras y sus fantasmas. La idea es que en algo mejora el mundo la cauda que va dejando cada canción.


Durante los últimos diez años del milenio anterior lancé el satélite por las causas más diversas: contra los abusos del ejército mexicano en Chiapas, contra la Guerra del Golfo, contra la brutalidad de la policía en la Universidad y a favor de un montón de iniciativas, siempre nobles, que proponía yo o la gente que me oía. El satélite que lancé durante todos esos años fue, y perdonen la obviedad, Satellite of Love, de Lou Reed. Me parecía importante que fuera siempre la misma canción, se trataba de celebrar un ritual colectivo, de que yo y las miles de personas que me acompañaban cada noche pensáramos, durante los 3 minutos con 40 segundos que dura la canción, en la misma cosa. Estoy seguro de que aquella fuerza organizada en torno al satélite sirvió de algo, cuando menos nos hizo reflexionar y, sobre todo, desear juntos que las cosas mejoraran. Esta es la versión contemporánea de aquel satélite, es la que toca en estos tiempos que corren; busca una causa personal o colectiva y lánzalo al espacio".


Y en medio de este mar de coincidencias, hoy yo lanzo mi satélite; tiene un poco de ambas causas, la personal y la colectiva… ojalá en su trayecto se encuentre con otros más.


Man in the mirror

Michael Jackson


I'm gonna make a change

for once in my life,

it's gonna feel real good,

gonna make a difference,

gonna make it right…


As I, turn up the collar on

my favourite winter coat,

this wind is blowin' my mind.

I see the kids in the street,

with not enough to eat,

who am I, to be blind

pretending not to see their needs?


A summer's disregard,

a broken bottle top

and a one man's soul,

they follow each other

on the wind ya' know,

'cause they got nowhere to go,

that's why I want you to know.


I'm starting with the man in the mirror,

I'm asking him to change his ways,

and no message could have been any clearer.

If you wanna make the world a better place

take a look at yourself,

and then make a change.

(na na na na na na na na na na)


I've been a victim of

a selfish kind of love

it's time that I realice.

That there are some with no home,

and not a nickel to loan

could it be really me,

pretending that they're not alone?


A willow deeply scarred,

somebody's broken heart

and a washed-out dream

they follow the pattern of the wind, ya' see

cause they got nowhere to be,

that's why i'm starting with me.


I'm starting with the man in the mirror,

I'm asking him to change his ways,

and no message could have been any clearer.

If you wanna make the world a better place

take a look at yourself,

and then make a change.

(na na na na na na na na na na)

jueves, noviembre 12

Acto de fe

Debemos creer en algo, aunque sea difícil, aunque algunas personas a quienes queremos a veces nos decepcionen… debemos seguir creyendo, como cuando éramos pequeños, como cuando entregamos nuestro corazón por primera vez… hay que creer.


Hay que creer en el poder del amor, en los milagros, en las palabras dulces que nos abrazan el alma… aunque todos digan que es fácil ir por la vida indolentes, que no hay necesidad de sentir. Hay que hacer cosas pequeñitas, y tocar la vida de alguien más… darle sentido a la nuestra.


Es imprescindible creer para seguir adelante, para tener fuerzas y luchar… para no cargar con un pecho hueco, vacío. Hay que dar lo mejor siempre; con entereza, como si el mañana no existiera, como si este fuera el último suspiro. Hay que seguir adelante, aunque a veces alguien nos lastime.


Amar… lo que tenemos, lo que somos, lo que nos regalan. Aun el dolor más profundo sana si tenemos fe. Comenzar de nuevo, una y otra vez; reafirmar cada día lo que somos, desvergonzadamente, cínicamente… con pasión. Y en el momento más caótico, cuando nos sentimos más solos, aferrarnos a lo que llevamos dentro.


Mover al mundo, movernos con el mundo… despertar. Creer, como antes de que unos cuantos nos dijeran que es imposible, como cuando tuvimos nuestros primeros sueños, empapados de infinitas posibilidades. Cruzar miradas y saber que vale la pena, que podemos hacer lo impensable, lo extraordinario.


Yo creo, aún después de zambullirme en la tristeza… salgo a flote y lleno mis pulmones de aire: doy pelea. Creo que todo puede ser mejor, que en mucho depende de mí… creo que es justo compartir con el mundo un poco de lo que otros me han obsequiado. Creo, sencillamente, que hay motivos.


Y ahí voy de nuevo, con mis esperanzas, con las promesas por cumplir. Quizás mañana no haya tiempo, quizás yo ya no esté, pero hoy… aquí… yo decido hacer lo que siento, y darme la oportunidad.

miércoles, octubre 14

Moulin Rouge!

Éramos inconscientes, éramos extrovertidos, éramos más jóvenes… En aquellos años acababan de abrir un cine en una plaza comercial cercana a la prepa, ahorrábamos nuestros pesos, íbamos al supermercado y comprábamos un bote de helado que escondíamos en la mochila, y una bolsa de cacahuates o un paquete de chocolates. Estábamos listos para la función.


Hoy lo recordé perfectamente cuando mis ojos se toparon con la portada del disco: Moulin Rouge!… Ésa fue una de las primeras películas que nos aventamos en el Cinemark de Plaza Oriente. Y los ojitos me brillaron cuando entró a cuadro un Ewan MacGregor que, habrán de disculpar lo superfluo del cometario, era mucho más atractivo que en su papel de Mark Renton.


Un musical impresionante… como uno de esos sueños cursis hechos realidad. La atmósfera de fantasía con sus azules profundos y, por supuesto, con su rojo: rojas las bocas de las bailarinas, rojos sus vestidos, rojo el cabaret… Christian y Satine enamorados bajo la luna y las estrellas… La gente del cine impresionada… Nicole Kidman en un papel clásico, pero muy bien logrado.


Y no lo pude evitar, compré el disco. Llegué a casa, encendí el reproductor… fue casi en automático: Your song, la canción más significativa del soundtrack. Como aquella vez en el cine, los primeros acordes me estremecieron… como cuando tenía 16 años. La voz de Ewan McGregor acompañada por la London Orchestra me hizo recordar que hace casi ya 10 años yo soñaba con un escritor que me regalara versos.


Sir Elton John compuso la canción, pero el Moulin Rouge se la apropió… muchos de nuestra generación la escuchamos por primera vez: “And you can tell everybody this is your song…”. Entra Ewan, luego un piano… desde abajo los violines… irrumpe, bien plantada, la voz de Alessandro Safina. Es increíble cómo la música trae tantos recuerdos, quizás cuando más se necesitan.


David Bowie en primerísimo lugar. Fat Boy Slim hechos unos locos con Because we can… Al soundtrack sólo le reprocho la ausencia de los covers de Like a virgin y de The show must go on. Roxane hecha tango… ¡qué decir! Lady mermelade: toda película necesita un éxito comercial… Come what may, el himno romántico, el dueto… la reafirmación del amor que lo puede todo.


Volver a ver Moulin Rouge!… con los amigos y un bote de helado… como cuando estaba en la preparatoria. Volver a enamorarme de Ewan McGregor, y creer… creer que en algún lugar está mi escritor con sus versos, aunque yo no sea la protagonista, la joya del cabaret.

lunes, octubre 12

Isabel Puestes: in memoriam

Dijiste que tenías miedo de morir y quizás no sabías lo mucho que me asustaba escucharte decir eso… nunca tuve una respuesta, ni pude decirte que había un cielo, y es que yo no lo sabía de cierto, yo sólo te miraba con mi sonrisa de lado y el nudo en la garganta, tragándome el llanto.


Dijiste que te arrepentías de muchas cosas, de las historias tristes de tu vida, de la soledad, esa que en tus últimos días abanderaste como tu castigo: el castigo por no haberte casado “como Dios manda”, por haber cometido el tonto error de “meterte” con un hombre casado. Dios castiga… sí, Dios castiga.


Las noches en el hospital eran lúgubres y dolorosas, para ti y para mí; yo siempre tan egoísta. Odiaba verte sufrir, odiaba cambiarte el cómodo y entrar al cuarto séptico, odiaba que las enfermeras me regañaran por quedarme dormida… me odiaba a mí. Pero a ti en realidad te quería… mucho.


Los últimos días, aquellos en que aún podías hacer una “vida normal” (comer, caminar…) te llevé helado y pastel, y te compré las flores esas que tanto te gustaban: aves del paraíso. Y una de esas veces en que quise evadir mi realidad lo volví a ver a él, aunque te había prometido que no me metería en más problemas.


Yo sabía que te estabas yendo y que él no me amaba. El día que fui a comprar tu último regalo de cumpleaños él me reprochó que estuviera tan amargada y que me diera por pensar tanto en la muerte. Yo no dije mucho, quería llorar y no pude; no tenía su cariño, pero tampoco quería su lástima.


No volví a saber nada de él, hasta el día de mi cumpleaños; no le di mucha importancia. El médico había dicho que morirías pronto, según los cálculos, quedaban unos días. Él se había acordado de mí, pero yo no tenía cabeza para ese asunto; yo sólo pensaba en que no quería que murieras.


Grité con todas mis fuerzas, mientras tomaba tu mano… mi padre dijo que no sabía hacer otra cosa que llorar. Entré contigo a la sala de urgencias y salí de ahí tres horas después, abatida. Tenía que ir al trabajo y te dejé… llegué a casa molesta. En la mañana algo me dolía, era el pecho… y en el autobús se me salieron las lágrimas.


Fue mi hermana quien se enteró primero, pobre. Le dijeron que había sido a las cuatro de la mañana… y yo te había dejado. Me odié por lo que te hice… por lo que me hice… me odié por dejarte sola: ese fue el final de mi larga lista de errores contigo. Luego vi tu cuerpo ya sin vida y después la caja con tus cenizas.


Con él me encontré de nuevo, un par de meses después. Era la primera vez que me besaba y dijo que lo hacía para que me sintiera mejor… Pero esas cosas no funcionan, el amor, o lo que se le parezca, también se muere. Y yo me pregunto por qué te fuiste, en dónde estás.


Mírame aquí… escuchando la canción de la serie de televisión coreana que tanto te gustaba, sin tener a quién decirle que me duele tu ausencia… Mírame aquí… pensando en el final de las cosas, con la vista fija en ninguna parte… esperando que me digas si cuando todo terminó, ante la muerte… el miedo se fue…


** Una canción de Alejandro Sanz con la cual me siento identificada en varios fragmentos... y entonces me la apropié.


Se le apagó la luz

Alejandro Sanz


Yo no siento nada,

pero presiento que a chorros se escapa

la magia de mi alma gastada.


Ella en la calle tirada,

algunas sirenas lejanas

que suenan en la noche olvidada

de los caballos de acero,

tu gasolina, mi sangre y su cuerpo,

se mezclaron en el suelo.


El gris de la carretera, dibujando su melena...


Y la luz se le apagó,

y su voz se le apagó...


Se le apagó la luz tembló

y no llega la camilla

luché buscando una salida

para ir a escuchar su corazón

con las manos confundidas

no me mantengo en pie

no llego hasta la niña de mi vida.


¿Por qué no habla no entiendo?,

hace un momento me iba diciendo:

"No corras tanto que tengo miedo".

La ambulancia volaba,

entre la vida y la muerte pensaba

que echaba tanto de menos su casa


Amarga risa en la cama,

imagina que es una Diana

con todas esas agujas clavadas.

Bromea sobre su suerte,

la hace sentirse más fuerte

entre la vida y la muerte

se piensa tan diferente...


Y la luz se le apagó,

y su voz se le apagó...


Se le apagó la luz tembló

le cerraron las cortinas

y escuchó pasar la vida

y el suave latir de un corazón

la indirecta comprendida

una torpe despedida de

la niña de su vida.