Fui a la fiesta y nadie entendió de qué iba disfrazada. Sólo Vlado comprendió la esencia de tan elaborada idea: Sí, así fue, yo era una chica de los 60’s, UNA CHICA DE LOS 60’S; como esas que aparecen en las películas de César Costa.
En el guateque hubo de todo, y cuando digo de todo me refiero a TO-DO. Qué cosas no vieron estos ojitos; desde el diminuto disfraz de la Enfermera-encueratriz, hasta las clásicas impertinencias producto del exceso de alcohol. “Ligue, mota y chela”, ese fue el lema de la noche.
Y yo, que no bebo más que refresquito, tuve la oportunidad de reírme un buen rato. Presencié algunas conversaciones acerca del amor y lo “malditos” que pueden llegar a ser los hombres; escuché todas aquellas quejas elevadas a la “n” potencia.
Ante mí, aquellos rostros con miradas perdidas, miradas de esas que, con base en hacer “bizcos”, intentan a toda costa enfocar un objetivo. Ni qué decir de la pérdida de las facultades motrices; llegar hasta el baño fue, para muchos, toda una proeza.
Ya entrados en confianza, hubo quien olvidó el “glamour” y entonó Ojalá que te mueras con un “feeling” que rayaba en el más puro estilo de Paquita la del Barrio: “Ojalá que te mueras… ¿Me estás oyendo, inútil?”. Ni los del mismísimo grupo Pesado hubieran interpretado con tanta “fuerza”.
Como a las 2:00 de la mañana la fiesta comenzó a tornarse “explícitamente” sexual: “todos contra todos”. El tipo que había sido “el más feo y ridículo de la fiesta”, a esas horas ya era el blanco perfecto para desfogar pasiones.
A las 2:30 de la madrugada, los dichosos “amigos del alma” (con mucho respeto, eso sí), se pegaban sus buenas “repasadas”. Mientras tanto, yo sólo movía la cabeza al ritmo de Me pregunto por qué, sin que nadie se dignara a sacarme de aquel rincón.
3:00 a.m. y yo que me caía de sueño. Mis amigas, ocupadas en sus “business”, se olvidaron de mí. Sonaba música electrónica; ¿cómo diablos se baila eso?, lo único que queda en un momento así es hacer lo mismo que hacen todos los demás: “al pueblo que fueres, has lo que vieres”.
“Save tonight”, diría Eagle Eye Cherry; así fue como Vladimir me rescató esa noche. Tuve mis propios motivos para decir que fue “una gran fiesta”. Acabé sentada en un camellón, a las 3:15 de la mañana, con un refresco en la mano, mientras ambos conversábamos de todo y de nada.
Al día siguiente habría que enfrentar la “cruda” realidad. Ya con más calma, y después de haber jeteado lo suficiente, vendría el “proceso de selección de sucesos”: vale la pena recordar “esto”; “aquello” (debido a la briaga), simplemente, nunca pasó…
*** Ahí les va una rola, en honor a la “bendita” chela:
No sé tomar
A Wiwi
Me estoy empezando a marear
Estoy empezando a alucinar
Y todo por esta estúpida
Cuestión trágica del alcohol
No vuelvo a tomar alcohol
Sólo si tengo un dolor en el corazón
Ya no me des más, por favor,
Que no ves que yo
No sé tomar
No sé tomar
No sé tomar
No sé tomar
Y es que no sé tomar
No sé tomar
No sé tomar
No sé tomar
Unas cuantas chelas, por favor,
Qué no ves que no aprendí la lección
Qué no ves que herido estoy
Mi corazón lo han vuelto a romper
Ya no me des más, por favor,
Que no ves que yo
No sé tomar
No sé tomar
No sé tomar
No sé tomar
Y es que no sé tomar
No sé tomar
No sé tomar
No sé tomar
Unas cuantas chelas, por favor,
Para el dolor de corazón
Para olvidar a ese amor
Y para verte siempre en mi mente
Ya no me des más, por favor…
En el guateque hubo de todo, y cuando digo de todo me refiero a TO-DO. Qué cosas no vieron estos ojitos; desde el diminuto disfraz de la Enfermera-encueratriz, hasta las clásicas impertinencias producto del exceso de alcohol. “Ligue, mota y chela”, ese fue el lema de la noche.
Y yo, que no bebo más que refresquito, tuve la oportunidad de reírme un buen rato. Presencié algunas conversaciones acerca del amor y lo “malditos” que pueden llegar a ser los hombres; escuché todas aquellas quejas elevadas a la “n” potencia.
Ante mí, aquellos rostros con miradas perdidas, miradas de esas que, con base en hacer “bizcos”, intentan a toda costa enfocar un objetivo. Ni qué decir de la pérdida de las facultades motrices; llegar hasta el baño fue, para muchos, toda una proeza.
Ya entrados en confianza, hubo quien olvidó el “glamour” y entonó Ojalá que te mueras con un “feeling” que rayaba en el más puro estilo de Paquita la del Barrio: “Ojalá que te mueras… ¿Me estás oyendo, inútil?”. Ni los del mismísimo grupo Pesado hubieran interpretado con tanta “fuerza”.
Como a las 2:00 de la mañana la fiesta comenzó a tornarse “explícitamente” sexual: “todos contra todos”. El tipo que había sido “el más feo y ridículo de la fiesta”, a esas horas ya era el blanco perfecto para desfogar pasiones.
A las 2:30 de la madrugada, los dichosos “amigos del alma” (con mucho respeto, eso sí), se pegaban sus buenas “repasadas”. Mientras tanto, yo sólo movía la cabeza al ritmo de Me pregunto por qué, sin que nadie se dignara a sacarme de aquel rincón.
3:00 a.m. y yo que me caía de sueño. Mis amigas, ocupadas en sus “business”, se olvidaron de mí. Sonaba música electrónica; ¿cómo diablos se baila eso?, lo único que queda en un momento así es hacer lo mismo que hacen todos los demás: “al pueblo que fueres, has lo que vieres”.
“Save tonight”, diría Eagle Eye Cherry; así fue como Vladimir me rescató esa noche. Tuve mis propios motivos para decir que fue “una gran fiesta”. Acabé sentada en un camellón, a las 3:15 de la mañana, con un refresco en la mano, mientras ambos conversábamos de todo y de nada.
Al día siguiente habría que enfrentar la “cruda” realidad. Ya con más calma, y después de haber jeteado lo suficiente, vendría el “proceso de selección de sucesos”: vale la pena recordar “esto”; “aquello” (debido a la briaga), simplemente, nunca pasó…
*** Ahí les va una rola, en honor a la “bendita” chela:
No sé tomar
A Wiwi
Me estoy empezando a marear
Estoy empezando a alucinar
Y todo por esta estúpida
Cuestión trágica del alcohol
No vuelvo a tomar alcohol
Sólo si tengo un dolor en el corazón
Ya no me des más, por favor,
Que no ves que yo
No sé tomar
No sé tomar
No sé tomar
No sé tomar
Y es que no sé tomar
No sé tomar
No sé tomar
No sé tomar
Unas cuantas chelas, por favor,
Qué no ves que no aprendí la lección
Qué no ves que herido estoy
Mi corazón lo han vuelto a romper
Ya no me des más, por favor,
Que no ves que yo
No sé tomar
No sé tomar
No sé tomar
No sé tomar
Y es que no sé tomar
No sé tomar
No sé tomar
No sé tomar
Unas cuantas chelas, por favor,
Para el dolor de corazón
Para olvidar a ese amor
Y para verte siempre en mi mente
Ya no me des más, por favor…
5 comentarios:
Chale, me la perdí y todos hablan de ella...
chale y más chale.
Que onda Srita Penélope!! Pasando a dejarle salu2 :)...típicas fiestas sexo, droga y perdición jajaja.. la verdad no soy mucho de esos ambientes...pero espero que se haya divertido mucho pues! Le deseo un buen inicio de semana, cuidese.
Qué loco!!!! A la que fuí hubo unos cuantos encuerados y poca pasión, pero ví a mis amigos de la infancia.
Yo tambien te deceo una buena semana. Vayase preparando para el dómingo
un abrazo
Pues sí noté un ambiente calentón y libertino. Yo, la mera verdad, tomé mucho vodka, pero jamás perdí (demasiado) el estilo.
Qué gusto que fueras y que te la pasaras bien, para mí fue una buena oportunidad para acercarme a una de tus amigas.
¿En qué momento pusieron a Paquita?
¿Quién diablos vomitó mi mano-tijera?
Ya no recuerdo en que consistía esto.
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