De niña jamás me gustaron las Barbies, la vida de aquella tipa plástica me parecía aburrida. Y me daba igual ponerle un vestido de noche o traerla encuerada, me daba igual que fuera bailarina o ama de casa; la tal Bárbara me provocaba bostezos.
Qué extraño que mi madre me regalara una chica sintética bajo la advocación de Malibú; más extraño aún si recuerdo que, desde muy pequeña, fue mi sacrosanta jefa quien se encargó de inculcarme la sana y arraigada creencia de que las mujeres valen más como seres pensantes que como objetos sexuales.
Barbie Malibú murió y, cual victima de la Revolución Francesa, su cabeza rodó por los suelos, o más bien por el suelo de mi casa. Jamás imaginé que si jalaba demasiado su cabello al peinarla podía ocurrir un “accidente”. ¡Ah, qué la Barbie tal delicadita!
Pensé que después de enfrentarme a la Barbie Sirena (la tercera y última Barbie que tuve) todo había terminado. Eso pensé, hasta que me vi precisada a protagonizar una historia digna de convertirse en película al estilo de las del Santo: Penélope contra las Barbies universitarias.
Bárbaras de carne y hueso. Bárbaras reales. ¡Sálvese quien pueda!... “O sea, yo jamás podría salir de mi casa sin maquillaje”, “Para la próxima fiesta, de ley, tengo que estrenar ropa”, “¿Solamente tienes dos pares de zapatos?”, “Necesito esos pantalones, los ne-ce-si-to”…
Pero las Barbies made in CU no viven solas, necesitan a su inseparable Ken: Chico “guapo”, socialmente aceptado, de preferencia famoso entre el círculo de amigos; individuo con auto, con varo. Ken también adopta diferentes modalidades: Ken Rudo, Ken Intelectualoide, Ken Gandalla, Ken Malviajado… ¿Modelos descontinuados?: Ken confiable, Ken “X” y Ken simpático.
Durante mi infancia nunca nadie me llamó Barbie Princesa, una amiga de mi madre optó por apodarme “Mafaldita”. Es su culpa y la de mi familia que hoy yo sea una inadaptada social, ja. Y no me importa tener un enorme guardarropa, ni me interesa ser “sensual”; tampoco quiero ser Barbie Snob —“aparentemente” interesante y culta—.
Me resigno, sé que su mundo es indestructible: “I’m a Barbie girl, in the Barbie world…”. Ahí se ven Bárbaras, yo prefiero vivir la vida real…
Quiero un chicle de menta y una paleta
(Da igual quién la cante)
Voy a tenerte a mi lado y jugar contigo
Vas a hacer lo que pida
Tendrás que ser mi juguete, cumplir mis caprichos
Seguirme la corriente, jugar conmigo.
Quiero un chicle de menta, y una paleta
Quiero que bailes como en la discoteca
Quiero un chicle de menta, y una paleta
Quiero que bailes como en la discoteca
Qué extraño que mi madre me regalara una chica sintética bajo la advocación de Malibú; más extraño aún si recuerdo que, desde muy pequeña, fue mi sacrosanta jefa quien se encargó de inculcarme la sana y arraigada creencia de que las mujeres valen más como seres pensantes que como objetos sexuales.
Barbie Malibú murió y, cual victima de la Revolución Francesa, su cabeza rodó por los suelos, o más bien por el suelo de mi casa. Jamás imaginé que si jalaba demasiado su cabello al peinarla podía ocurrir un “accidente”. ¡Ah, qué la Barbie tal delicadita!
Pensé que después de enfrentarme a la Barbie Sirena (la tercera y última Barbie que tuve) todo había terminado. Eso pensé, hasta que me vi precisada a protagonizar una historia digna de convertirse en película al estilo de las del Santo: Penélope contra las Barbies universitarias.
Bárbaras de carne y hueso. Bárbaras reales. ¡Sálvese quien pueda!... “O sea, yo jamás podría salir de mi casa sin maquillaje”, “Para la próxima fiesta, de ley, tengo que estrenar ropa”, “¿Solamente tienes dos pares de zapatos?”, “Necesito esos pantalones, los ne-ce-si-to”…
Pero las Barbies made in CU no viven solas, necesitan a su inseparable Ken: Chico “guapo”, socialmente aceptado, de preferencia famoso entre el círculo de amigos; individuo con auto, con varo. Ken también adopta diferentes modalidades: Ken Rudo, Ken Intelectualoide, Ken Gandalla, Ken Malviajado… ¿Modelos descontinuados?: Ken confiable, Ken “X” y Ken simpático.
Durante mi infancia nunca nadie me llamó Barbie Princesa, una amiga de mi madre optó por apodarme “Mafaldita”. Es su culpa y la de mi familia que hoy yo sea una inadaptada social, ja. Y no me importa tener un enorme guardarropa, ni me interesa ser “sensual”; tampoco quiero ser Barbie Snob —“aparentemente” interesante y culta—.
Me resigno, sé que su mundo es indestructible: “I’m a Barbie girl, in the Barbie world…”. Ahí se ven Bárbaras, yo prefiero vivir la vida real…
Quiero un chicle de menta y una paleta
(Da igual quién la cante)
Voy a tenerte a mi lado y jugar contigo
Vas a hacer lo que pida
Tendrás que ser mi juguete, cumplir mis caprichos
Seguirme la corriente, jugar conmigo.
Quiero un chicle de menta, y una paleta
Quiero que bailes como en la discoteca
Quiero un chicle de menta, y una paleta
Quiero que bailes como en la discoteca
9 comentarios:
Yo tenía (tengo) un Mum-ra, y deseaba estar igual de mamado (no pude), pero no calvo (ahí la llevo). Y siempre deseé un tanque felino tamaño real, en su lugar tengo un auto muerto.
Frodo plástico. (Me acordé de ese cuentito de Arreola de las PlastiSex).
A mí sólo me dan hueva, ya ni me altero (antes sí) :)
ahhh, que buen post. no sé de quién clase de personas hablas, tampoco me importa. Hay cosas más importantes en las cuales pensar. Por ejemplo: el cambio de horario, las pecositas siguen en venta, el maquillaje para la fiesta ¿?... uyyy los mocos de la cabeza
p-l-a-st-i-co
Todo se adapta a nuestra charla de hoy: si yo fuera gandalla (Ken gandalla) tendría una Barbie pendeja a mi lado...
pero no soy Ken gandalla, soy troll agandallado.
barbies en CU?
no, pos lo bueno es que les queda?
kens en CU?
si todos estan re gachos!
p.d. la cancion del chicle y la paleta la ronronea mi gato
Que te digo mi querida chinísima...mi mundo es vivir entre barbies..y mira que para nada soy una de ellas! es un poco asfixiante sabes?? ultimamente he pensando que me hubiese encantando ir a CU y ser una chica más alivianda..nada puedo hacer ahora a tan solo un año de la tan anhelada graduación...mientras tanto seguiré en este "mundo" un tanto..vanal. Te deseo lo mejor niña, muchas gracias por visitar mi blog, me encantó leer el tuyo, puedo agregarte a mis links?? espero que si. Cuidate, feliz fin ;).
Como chico, nunca tuve los clásicos GI Joe, ni algúna pistolas de agua, tanques, o coches de control remoto.
Solo recuerdo mis transformers y mis diversos balones de fut, basquet, americano y tenis.
Ahora veo por qué de mi tranquilidad exagerada, jajajaja.
Un abrazo China.
pd. Váyase preparando pa la carrera ya está inscrita.
Creo que la toca el Golden Rainbow Kid, pero no me hagas caso.
pen!! por qué tienes esa regresión??? porqué!!!!!!?????
se supone que en la universidad ya no te importan las barbies.. ni humanas carámba!.. en fin... yo opino que los kens y sus acompañantes de cintura taan pequeña -como solo mi pantorrilla puede aspirar a ser- pues la verdad no existen mucho,ni en CU ni en méxico, pero bueno.... mejor olvidemos nuestros problemas con un gran tazón de helado de vainilla! ( o si no preguntale a lisa Simpson) atte. van!!!!
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