¿Estrella de rock and roll? ¿Presidente de la nación?...
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Cuando sea grande quiero ser “intelectualoide de la izquierda”… Quiero manifestarme con plantones y vivir en una carpa con horno de microondas y televisión para ver la novela de las cinco; quiero insultar personas impunemente y utilizar la violencia para imponer mi opinión cuantas veces sea necesario. Cuando sea grande quiero olvidar dos de los valores más fundamentales: la libertad y el respeto.
Cuando sea grande quiero dedicarme a hablar, y hablar y hablar, pero espero jamás verme en la penosa necesidad de tener que ACTUAR. Quiero hacerme de un vocabulario vacío, carente de significados; quiero aprender discursos de memoria y comportarme como autómata que únicamente sabe repetir lo que otros dicen, o escriben. Quiero manipular información y regodearme pensando que lo sé todo, que no necesito aprender de los demás.
Quiero hablar de pobreza y miseria de vez en cuando, mientras me quede tiempo para temas más importantes como lo último en moda; mientras tenga tiempo de ir y venir por los centros comerciales para alimentar mi afán consumista. Quiero hablar de hambre y sufrimiento siempre y cuando no tenga que anteponer mis ambiciones personales, mientras no tenga que sacrificar mis reuniones sociales.
Cuando sea grande quiero ser burócrata y quejarme del sistema del cual formo parte. Quiero abogar por cambios radicales, siempre y cuando eso no signifique suprimir mi cómodo estilo de vida, mientras continúe recibiendo mucho por trabajar poco. Quiero que las cosas cambien, pero “na’ más tantito”, no vaya a ser que a alguien se le ocurra que tengo responsabilidades con el país en el que vivo.
Quiero ser privilegiada y recibir educación a nivel superior sin tener que valorarla. Quiero usurpar el lugar de alguien que, armado de conocimientos, lucharía para transformar su realidad, nuestra realidad; quiero llegar a la conclusión de que el mundo es una basura y que, por eso, no vale la pena poner en práctica todo lo que tuve oportunidad de aprender. Quiero ser tan desvergonzada como para aceptar que me convertí en universitaria sólo por cumplir con un rol social.
Cuando sea grande quiero culpar a todo y a todos de mis frustraciones e insatisfacciones personales, después quiero ir por la vida buscando un mecías que me solucione la vida sin tener que esforzarme. Quiero ser tan ingenua como para no darme cuenta de que a todos aquellos quienes buscan el poder los mueve la ambición y el deseo incontenible de tener cada vez más influencia sobre los demás.
Quiero dármelas de “incluyente”, quiero presumir de mi gran “apertura”. Quiero exigir respeto sin tener que darlo; quiero burlarme de aquellos que profesan una religión y tienen fe en su propio Dios, quiero llamarlos fanáticos o “mochos”. Quiero decir que tengo la verdad absoluta, esa misma verdad que pronuncian aquellos quienes, por el simple hecho de ser figuras públicas, tienen más autoridad que un simple ciudadano.
Cuando sea grande quiero vivir en la “tranza” y formar parte de la corrupción. Quiero quejarme del fraude electoral mientras yo cometo la estafa más grande que puede existir: vivir a medias, vivir sin sueños. Quiero pensar que basta con repetir las mismas viejas y gastadas consignas; quiero estar segura de que no hay necesidad de salir a la calle con el único propósito de hacer algo bueno por los demás.
Cuando sea GRANDE… ¿Eso quiero? NO LO CREO. No me importa si estoy equivocada, pero yo prefiero contribuir, aunque sea con un poquito, a que la situación cambie; prefiero hacer todo lo que esté en mis manos para que la actual situación se transforme en algo mejor, no sólo para mí, sino para todos los que la vivimos. Lo más importante, lo primordial, es mostrar coherencia entre nuestros pensamientos, nuestras palabras y nuestras acciones.
Cuando sea grande quiero dedicarme a hablar, y hablar y hablar, pero espero jamás verme en la penosa necesidad de tener que ACTUAR. Quiero hacerme de un vocabulario vacío, carente de significados; quiero aprender discursos de memoria y comportarme como autómata que únicamente sabe repetir lo que otros dicen, o escriben. Quiero manipular información y regodearme pensando que lo sé todo, que no necesito aprender de los demás.
Quiero hablar de pobreza y miseria de vez en cuando, mientras me quede tiempo para temas más importantes como lo último en moda; mientras tenga tiempo de ir y venir por los centros comerciales para alimentar mi afán consumista. Quiero hablar de hambre y sufrimiento siempre y cuando no tenga que anteponer mis ambiciones personales, mientras no tenga que sacrificar mis reuniones sociales.
Cuando sea grande quiero ser burócrata y quejarme del sistema del cual formo parte. Quiero abogar por cambios radicales, siempre y cuando eso no signifique suprimir mi cómodo estilo de vida, mientras continúe recibiendo mucho por trabajar poco. Quiero que las cosas cambien, pero “na’ más tantito”, no vaya a ser que a alguien se le ocurra que tengo responsabilidades con el país en el que vivo.
Quiero ser privilegiada y recibir educación a nivel superior sin tener que valorarla. Quiero usurpar el lugar de alguien que, armado de conocimientos, lucharía para transformar su realidad, nuestra realidad; quiero llegar a la conclusión de que el mundo es una basura y que, por eso, no vale la pena poner en práctica todo lo que tuve oportunidad de aprender. Quiero ser tan desvergonzada como para aceptar que me convertí en universitaria sólo por cumplir con un rol social.
Cuando sea grande quiero culpar a todo y a todos de mis frustraciones e insatisfacciones personales, después quiero ir por la vida buscando un mecías que me solucione la vida sin tener que esforzarme. Quiero ser tan ingenua como para no darme cuenta de que a todos aquellos quienes buscan el poder los mueve la ambición y el deseo incontenible de tener cada vez más influencia sobre los demás.
Quiero dármelas de “incluyente”, quiero presumir de mi gran “apertura”. Quiero exigir respeto sin tener que darlo; quiero burlarme de aquellos que profesan una religión y tienen fe en su propio Dios, quiero llamarlos fanáticos o “mochos”. Quiero decir que tengo la verdad absoluta, esa misma verdad que pronuncian aquellos quienes, por el simple hecho de ser figuras públicas, tienen más autoridad que un simple ciudadano.
Cuando sea grande quiero vivir en la “tranza” y formar parte de la corrupción. Quiero quejarme del fraude electoral mientras yo cometo la estafa más grande que puede existir: vivir a medias, vivir sin sueños. Quiero pensar que basta con repetir las mismas viejas y gastadas consignas; quiero estar segura de que no hay necesidad de salir a la calle con el único propósito de hacer algo bueno por los demás.
Cuando sea GRANDE… ¿Eso quiero? NO LO CREO. No me importa si estoy equivocada, pero yo prefiero contribuir, aunque sea con un poquito, a que la situación cambie; prefiero hacer todo lo que esté en mis manos para que la actual situación se transforme en algo mejor, no sólo para mí, sino para todos los que la vivimos. Lo más importante, lo primordial, es mostrar coherencia entre nuestros pensamientos, nuestras palabras y nuestras acciones.
9 comentarios:
Cuando sea grande quiero ser Proxeneta, me gusta mucho esa palabra. Indignante todo lo que está pasando. Besos de un futuro proxeneta.
Yo no quiero crecer... ¡chin! ¡noooooo!
Frodo creció.
wow, chinita!!!!!!!!!!
tons cuando seas grande cambiate el apellido por uno extranjeron que suene bien nice, escribe libros sobre niñas ricas aunque tu misma seas una de ellas.
tambien podrias convertirte en una viejita molona mamona que escribe sobre trenecitos
en fin......
me encanto tu texto, tu siempre con tan buenas ideas
beso
JESS
es política de enananos, chiquitos chiquitos, igual que sus ideas y sus acciones............
que inspirada andabas!!!!!
chale... ya se le salió la resistencia de las manos.... ni pex... así no iba la cosa.
Saludos China
Yo quiero ser una empresaria rica y exitosa. Sólo me interesará generar más y más ganancias logradas a base de explotar a mis empleados, evadir impuestos, subir el precio de mis productos cada que pueda y otras marranadas. Ah! e invertir mi dinero donde no debiera hacerlo. Porque mientras yo este bien y pueda mantenerme así ¿qué me importan los demás?
¿Así o más despreciable?
Yo quiero ser un vividor.
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