Mi mamá no cae en los estereotipos del 10 de mayo. No es la “madrecita sacrificada”, ni la “madrecita abnegada”; mi madre es, simple y sencillamente, una mujer con madre. Así es ella, una mujer de carácter, llena de vida; una mujer comprometida que lucha todos los días.
Mucho de lo que soy se lo debo a ella. Me ha enseñado a ser autosuficiente y a valerme por mí misma. Me ha enseñado a creer en mí, en lo que soy; en mis principios y en mis valores. Fue ella quien me mostró que el respeto no se gana a partir de la aprobación de los demás, sino a partir de lo que nos exigimos a nosotros mismos.
De niña no me decía que yo era “muy bonita”, me decía que era inteligente; no me educó para ser una “princesita”, más bien me hizo ver que soy humana. Gracias a mi madre pude comprender que la feminidad va más allá de un escote pronunciado, que ser mujer es enfrentar el mundo con agallas.
Ahora sé que el “girl power” no está en un perfume, como lo promete El Palacio de Hierro. Ahora sé que la fuerza, si bien viene desde adentro, no emerge de un sensual coordinado de ropa interior, sino del corazón. Y si alguien me preguntara qué significa ser mujer, diría que puede preguntárselo a Marisa Zepeda López.
Mi mamá no es la madre pasiva que se realiza únicamente a través de sus hijos, es una mujer que a diario construye sus propios logros: estudia, trabaja, busca, va y viene… Ella no es la clásica mujer sufrida que se lamenta por los errores de sus “retoños”; más bien es la “señora gritona” que los pone en su lugar, ja.
Y cuando estoy que me re’lleva la fregada, la encuentro a mi lado, recordándome que las metas más importantes jamás han sido las más fáciles de alcanzar. Sí, ella me ha demostrado que a veces, para conseguir lo que se desea, hay que partirse la madre. Con una mamá como la mía resulta prácticamente imposible tirarse a la desgracia.
Pese a que nunca me han gustado las fechas comerciales, confieso que casi siempre las aprovecho y las agarro de pretexto. Y aunque ella lo sabe perfectamente, aunque se lo digo todos los días, nunca está de más: Mamá, te quiero con todo mi corazón. Gracias por ser el mejor ejemplo.
Mucho de lo que soy se lo debo a ella. Me ha enseñado a ser autosuficiente y a valerme por mí misma. Me ha enseñado a creer en mí, en lo que soy; en mis principios y en mis valores. Fue ella quien me mostró que el respeto no se gana a partir de la aprobación de los demás, sino a partir de lo que nos exigimos a nosotros mismos.
De niña no me decía que yo era “muy bonita”, me decía que era inteligente; no me educó para ser una “princesita”, más bien me hizo ver que soy humana. Gracias a mi madre pude comprender que la feminidad va más allá de un escote pronunciado, que ser mujer es enfrentar el mundo con agallas.
Ahora sé que el “girl power” no está en un perfume, como lo promete El Palacio de Hierro. Ahora sé que la fuerza, si bien viene desde adentro, no emerge de un sensual coordinado de ropa interior, sino del corazón. Y si alguien me preguntara qué significa ser mujer, diría que puede preguntárselo a Marisa Zepeda López.
Mi mamá no es la madre pasiva que se realiza únicamente a través de sus hijos, es una mujer que a diario construye sus propios logros: estudia, trabaja, busca, va y viene… Ella no es la clásica mujer sufrida que se lamenta por los errores de sus “retoños”; más bien es la “señora gritona” que los pone en su lugar, ja.
Y cuando estoy que me re’lleva la fregada, la encuentro a mi lado, recordándome que las metas más importantes jamás han sido las más fáciles de alcanzar. Sí, ella me ha demostrado que a veces, para conseguir lo que se desea, hay que partirse la madre. Con una mamá como la mía resulta prácticamente imposible tirarse a la desgracia.
Pese a que nunca me han gustado las fechas comerciales, confieso que casi siempre las aprovecho y las agarro de pretexto. Y aunque ella lo sabe perfectamente, aunque se lo digo todos los días, nunca está de más: Mamá, te quiero con todo mi corazón. Gracias por ser el mejor ejemplo.
11 comentarios:
Chido.
Yo quiero mucho a mi jefa "nombre de cerveza".
Tengo sueño, ¿se nota?
Frodo somnoliento.
Me gustó un buen tu post. Y la foto está bien bonita.
Mi mamá también me ha enseñado mucho, sobretodo con su ejemplo. La quiero.
Yo igual, no creo en estas fechas comerciales porque a la mamá se le celebra diario, no sólo un día.
Saludos.
Aggghhhh los días de las madres, muy buen post! me gustó, realmente no me gustan esas fechas, pero bueno total, ayer caí y le compre una tarjeta a mi sacrosanta madre que bien que se preocupa por nosotros y la rifa, pero total, atrasadas, felicidades a tu mamá. Besos.
Qué haríamos sin las mamás que nos alcahuetean todo.
(qué buena onda eso de regalar electrodomésticos o utensilios de cocina)
ay, que nostalgia, snif snif
mi mami vive en phoenix, chales!!!
¡Madre solo hay una! Aunque se me hace que me educaron de otra manera... ¡Tu mamá y tú se parecen un buen!
¿Qué muy ocupada?
Siete días sin postear.
Haber cuando ¿he?.
Como friega Frodo.
oh! Madre.. y con Mayúscula!! Mère!. que bueno que tengo una buena madre, si no,seguro hubiera muerto antes de poder siquiera ir al kinder.
sin duda una gran labor esa de ser madre.. que miedo!
pd. què onda con ese comentario de Kalimba! por Dios! ahora ya no me excita!!!
que poca imaginación caramba!, me han quitado mis fantasìas, y es triste, muy triste :(
Por cierto, he intentado hablarte para ver si sí iremos al zócalo el domingo y nada! avisame, me urge. Téléphone-ame.
las mamas rifan
Que bien amiga, que valores a tu madre y reconozcas todo lo que ha hecho por tí, y creo que todos los hijos deben de alguna manera retribuir en vida el sacrificio que hace nuestra madre. No esperemos recordarla cuando ya no está.
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