En medio del festejo y el pastel olvidé escribir algo sobre el Día del Padre. Estoy conciente de que se trata de una fecha comercial, inventada por una sociedad consumista, pero creo que no tiene nada de malo si el día de hoy dedico algunas líneas para escribir acerca de mi “jefe”.
David Martínez Puente tuvo un padre biológico, pero careció de una figura paterna que cuidara de él mientras crecía, aún así, logró construir su propia familia y mantenerse alejado de los vicios; mi papá no fuma, no bebe, no ingiere ningún tipo de droga.
Un hombre que predica con el ejemplo. David siempre me ha hecho ver la importancia de hacer prácticos los conocimientos; para él, lo aprendido debe llevar invariablemente a la acción. “Todo lo que cultivas a lo largo de tu vida debe servirte para ser una mejor persona”, ese es uno de sus lemas.
Acepto mi arraigado complejo de Electra, siempre he pensado que mi madre se casó con uno de los pocos hombres que aún valían la pena. Mi papá ha estado siempre junto a ella, se mantuvo ahí cuando Marisa decidió terminar una carrera, con tres hijos de por medio; dejó atrás machismos baratos y la apoyó en su decisión de convertirse en profesionista.
Soy reflejo de mi padre, quien desde niña me inculcó el gusto por la música, y quien también me enseñó a dejar de lado la timidez para cantar cuando, simplemente, estoy feliz y me viene en gana. Mi padre me hizo comprender que “naco” es aquel que no sabe divertirse mientras entona una ranchera o baila una salsa.
No hay día en que no converse con mi papá, hasta en los peores momentos, cuando llego de malas y aviento la mochila en el sillón, cuando subo deprisa las escaleras y alcanzo a escuchar un: “¡Adiós!… ¿cómo te fue en la escuela?”. Con tan sólo mirar mi rostro sabe si estoy en problemas o si algo, simplemente, no salió bien.
Don David también me da consejos de amor: “Si un idiota intenta pasarse de vivo, mándalo a chingar a su madre”; “nunca seas superflua, lo importante no es el físico sino que sea una buena persona”; “la promiscuidad no es más que el reflejo de un enorme vacío existencial”; “eres un caso excepcional, pero seguro que algún día alguien se anima”.
Para mi padre lo más importante es la familia: “A veces las cosas se dificultan, pero eso no importa si todo en la casa funciona, si todos estamos bien”. Es así como de vez en cuando regaña a sus hijos, porque no aprendemos a convivir como “gente decente”, porque nos damos nuestros buenos agarrones: “Si yo hubiera tenido un hermano…”
Con todo y el consumismo, no está de más que le de las gracias a ese hombre que alguna vez se levantó a media noche para ayudarme con mi tarea de geometría; ese hombre que me ha permitido ser como soy, que me ha guiado por el difícil camino de ser libre y seguir mis propias convicciones…
David Martínez Puente tuvo un padre biológico, pero careció de una figura paterna que cuidara de él mientras crecía, aún así, logró construir su propia familia y mantenerse alejado de los vicios; mi papá no fuma, no bebe, no ingiere ningún tipo de droga.
Un hombre que predica con el ejemplo. David siempre me ha hecho ver la importancia de hacer prácticos los conocimientos; para él, lo aprendido debe llevar invariablemente a la acción. “Todo lo que cultivas a lo largo de tu vida debe servirte para ser una mejor persona”, ese es uno de sus lemas.
Acepto mi arraigado complejo de Electra, siempre he pensado que mi madre se casó con uno de los pocos hombres que aún valían la pena. Mi papá ha estado siempre junto a ella, se mantuvo ahí cuando Marisa decidió terminar una carrera, con tres hijos de por medio; dejó atrás machismos baratos y la apoyó en su decisión de convertirse en profesionista.
Soy reflejo de mi padre, quien desde niña me inculcó el gusto por la música, y quien también me enseñó a dejar de lado la timidez para cantar cuando, simplemente, estoy feliz y me viene en gana. Mi padre me hizo comprender que “naco” es aquel que no sabe divertirse mientras entona una ranchera o baila una salsa.
No hay día en que no converse con mi papá, hasta en los peores momentos, cuando llego de malas y aviento la mochila en el sillón, cuando subo deprisa las escaleras y alcanzo a escuchar un: “¡Adiós!… ¿cómo te fue en la escuela?”. Con tan sólo mirar mi rostro sabe si estoy en problemas o si algo, simplemente, no salió bien.
Don David también me da consejos de amor: “Si un idiota intenta pasarse de vivo, mándalo a chingar a su madre”; “nunca seas superflua, lo importante no es el físico sino que sea una buena persona”; “la promiscuidad no es más que el reflejo de un enorme vacío existencial”; “eres un caso excepcional, pero seguro que algún día alguien se anima”.
Para mi padre lo más importante es la familia: “A veces las cosas se dificultan, pero eso no importa si todo en la casa funciona, si todos estamos bien”. Es así como de vez en cuando regaña a sus hijos, porque no aprendemos a convivir como “gente decente”, porque nos damos nuestros buenos agarrones: “Si yo hubiera tenido un hermano…”
Con todo y el consumismo, no está de más que le de las gracias a ese hombre que alguna vez se levantó a media noche para ayudarme con mi tarea de geometría; ese hombre que me ha permitido ser como soy, que me ha guiado por el difícil camino de ser libre y seguir mis propias convicciones…
Ese que me dio vida
Alejandro Sanz
Con tu sonrisa de medio lao
cuántos te quiero te habrás callao,
cuántas cosas de chiquillo
aún conservas en los bolsillos.
Con tu eterno cigarrillo,
con tu ojera y tu descuido.
La más bella de las danzas
Es tu cojera al caminar.
Imagino que engordaste
para que el alma te entrase.
Imagino que tus canas
son recuerdos en sus bodas de plata.
Con mi sonrisa de medio lao
cuántos te quiero me habré callao.
Tú me diste el primer brillo
me sacaste de un bolsillo.
Frágil como una pelusa,
como una inocente excusa,
en una arruga de tu abrigo
me sentía protegido.
No eres sólo aquél que firma
en el libro de familia.
Ni eres el silencio en el sofá,
viendo un partido en zapatillas.
Eres mucho más,
eres ese amigo que me dio vida,
eres ese amigo que me dio vida.
Por eso no quiero dejarte aparcao,
por eso no puedo seguir callao,
hoy que al fin me he dado cuenta
que me sumabas de tu resta.
Y, déjame por esta noche
ser las manos que te arropen.
Y, déjame que te regale
un abrigo nuevo en condiciones.
Y, déjame gritar
que orgulloso estoy de ti,
y que eres ese amigo que me dio vida,
y que eres ese amigo que me dio vida,
son recuerdos en sus bodas de plata.
Con mi sonrisa de medio lao
cuántos te quiero me habré callao.
Tú me diste el primer brillo
me sacaste de un bolsillo.
Frágil como una pelusa,
como una inocente excusa,
en una arruga de tu abrigo
me sentía protegido.
No eres sólo aquél que firma
en el libro de familia.
Ni eres el silencio en el sofá,
viendo un partido en zapatillas.
Eres mucho más,
eres ese amigo que me dio vida,
eres ese amigo que me dio vida.
Por eso no quiero dejarte aparcao,
por eso no puedo seguir callao,
hoy que al fin me he dado cuenta
que me sumabas de tu resta.
Y, déjame por esta noche
ser las manos que te arropen.
Y, déjame que te regale
un abrigo nuevo en condiciones.
Y, déjame gritar
que orgulloso estoy de ti,
y que eres ese amigo que me dio vida,
y que eres ese amigo que me dio vida,
Ese que es mi amigo, me dio la vida.
1 comentario:
Wow!!! Que señorón!! Mis respetos China, siempre detrás de una gran niña hay unos excelentes padres. Me da gusto concer alguien tan sencilla y carismática como tú.
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