Pero resulta que hoy, yo --la China--, no tengo tantas ganas de reír, pues me embarga un sentimiento distinto, quizás es aquello que llaman nostalgia...
Hoy me di cuenta de que el tiempo pasa muy rápido, de que la vida se va en un parpadeo. Hoy me vi más adulta que otros días; cuatro años de mi existencia han llenado huecos inmensos con recuerdos y experiencias...
No he sido cantante, actriz, poetiza, posmoderna, sex simbol e ídola del blog como algunas otras "comunicólogas", pero a cambio he aprendido lo que significa la amistad y el compañerismo. He pasado gratos momentos sentada en el peldaño de una escalera, tirada en el pasto, atenta a una cátedra... he reído con las bromas locales y he comprendido lo que significa "compartir".
La vida ha puesto en mi camino profesores excepcionales que han acrecentado mi pasión por la vida y mi pasión por el periodismo; además, he tenido la oportunidad de dar un poco de mí a otras personas, esos a quienes llamo mis "alumnitos". Durante cerca de cuatro años me he convertido en lo que ahora soy: la China.
Más allá de vivir con "clase", he aprendido simplemente a vivir. He visto distintos fragmentos del mundo a través de otros ojos, de otras historias... Ahora estoy más segura que nunca de que nadie puede hablar acerca de aquello que no conoce, de aquello que prejuzga...
Hoy sólo tengo una palabra en la mente, una palabra que no puedo dejar de escribir: GRACIAS. Gracias a todos aquellos que le han dado algo se su vida a la China... Ha sido una suerte que el destino nos haya puesto en un mismo camino.