martes, enero 19

Padre e hija

Los padres nunca son perfectos, sólo son nuestros padres. Hacen lo que creen conveniente y nos protegen. Son reflejo de tiempos pasados, producto de circunstancias que nos resultan un misterio… Hacen lo que pueden, hacen lo que deben. Y somos parte de ellos, una parte que tarde o temprano se separa de la raíz.


A mí me pasa que a veces no sé qué decir, a mí me pasa que a veces ya no entiendo a mi padre… es un hombre íntegro, un hombre recto… un hombre que con frecuencia exige demasiado. Pero eso no cambia nada, porque a pesar de no llenar sus expectativas por completo lo amo igual, por encima de todo.


Y me pregunta de qué rincón saco tantos recuerdos: de cuando bailaba trepada en sus pies; de cuando lo miraba trabajar por las noches en su restirador, iluminado por una lámpara; de cuando nos sentábamos a ver lucha libre en la televisión los fines de semana; de cuando toleraba mis arranques adolescentes y gastaba más de lo acordado en un par de zapatos tenis… “¿apoco sí te acuerdas?”.


Es un hombre que de tan bueno siempre ha querido ahorrarme tristezas. Me enseñó a compartir con quienes amo; me enseño el valor del tiempo, la importancia de “estar ahí”, por encima de las dificultades, por encima del dolor… “estar ahí”. Hasta ahora no recuerdo haberme sentido verdaderamente sola alguna vez.


Por él amo la música; por él escucho a los demás, observo y aprendo… él me enseñó a no perder ningún detalle de la vida, a estar “despierta”. Y aunque no hable él sabe cuando estoy mal, cuando algo me preocupa, cuando alguien me ha roto el corazón. Él sabe mucho de mí… porque mucho de mí son fragmentos de él.


Y hoy que a veces ya no nos entendemos quizás lo entiendo más de lo que él cree. Porque no es fácil reconocer los errores propios, porque no es sencillo tomar decisiones sin temerle al fracaso… porque a veces ser necio cuesta tropiezos. Y hoy reconozco sus méritos, porque creció sin todo aquello que me ha dado a mí, porque no hubo un padre que le enseñara cómo amar a un hijo.


Y a pesar de que deba tomar mi propio camino, a pesar de que la “ley de vida” sea enfrentarlo… sabrá siempre, aunque no siempre se lo diga, que llevo conmigo cada una de sus lecciones y que quiero que esté orgulloso de mí… tanto como yo de él.




Father and son

Cat Stevens


Padre:

No es tiempo de hacer un cambio,

relájate, tranquilízate.

Todavía eres joven, ese es tu defecto,

hay tanto que debes saber.


Encuentra una chica,

sienta cabeza,

si quieres puedes casarte.

Mírame, soy viejo, pero soy feliz.


Una vez yo fui como eres ahora,

y sé que no es fácil

estar tranquilo cuando has encontrado

que algo está pasando.


Pero tómate tu tiempo, piensa mucho,

piensa en todo lo que has obtenido,

por ti estarás aquí mañana,

pero tus sueños probablemente no.


Hijo:

¿Cómo puedo tratar de explicarle?,

cuando hago algo él lo rechaza de nuevo,

siempre ha sido lo mismo,

la misma vieja historia.


Desde el momento en que pude hablar

se me ordenó escuchar.

Ahora hay un camino y sé que debo irme.

Sé que debo irme.


Padre:

No es tiempo de hacer un cambio,

relájate, tranquilízate.

Todavía eres joven, ese es tu defecto,

hay tanto que debes saber.


Encuentra una chica,

sienta cabeza,

si quieres puedes casarte.

Mírame, soy viejo, pero soy feliz.


Hijo:

Lejos, lejos, lejos.

Yo sé que debo tomar esta decisión solo.


Hijo:

Todo el tiempo que lloré, guardando todo lo que llevo dentro,

es difícil, pero más difícil ignorarlo.

Si ellos tuvieran razón, estaría de acuerdo,

pero es a ellos a quienes conoce, no a mí.


Ahora hay un camino y sé que debo irme.

Sé que debo irme.

Sé que debo irme.


Padre:

Quédate, quédate, quédate.

¿Por qué debes irte y tomar esta decisión solo?

domingo, enero 10

Una re-bajita, jajaja

Hace un frío tremendo, las manos se me entumen y no tengo chamarra, me he negado a comprar una. Los discos compactos apenas cupieron en el mueble nuevo, y resultó que existen varios que por mucho he escuchado dos veces y que ahora reaparecen como si nada.


Hoy me pregunto qué debo escribir para evitar el constante abuso que hago del recurso que consiste en hablar de mí… Y como me fui a un centro comercial y vi a toda la gente eufórica gastando durante lo que se supone ya debiera ser la cuesta del primer mes del año, decidí dar un giro y pensar en Joaquín Sabina…


Sé que caigo en lo mismo, en mi terrible vicio, ¡ya qué!: he comprado compulsivamente, he buscado rebajas… las rebajas se han prolongado. Yo… yo… yo… Pero lo que busco no está en un aparador. Vaya, que ni siquiera puedo arrebatárselo a otra, o esperar que no le quede o que en un descuido lo deje por ahí…


Y diría lo mismo que la “morena bajita que no estaba mal”, porque después de un par de experiencias poco afortunadas procuro evitar a esos “brutos y obsesos en busca de orgasmo”, y también ya me cansé de esperar al amor verdadero… pero no sé si ya haya pasado de moda eso de colocar un anuncio en un diario local.


No quiero una chamarra, ni unos jeans. No quiero que los años se vayan de manera convencional. No quiero “pasar el rato” como lo hace la gente normal, con engaños socialmente aceptables que terminan en mediocridad. Yo quiero “un amor a medida”, aunque el precio no sea de liquidación.


Seguro existe alguien que quiera una historia de celos, de gritos, de besos… de azúcar y sal. Si saben de él, le pasan mi correo, mi número telefónico y la dirección de este Blog... Quizás, sin saberlo, él es el amante ideal: ¡que se instale en mi vida!, jajaja.



Rebajas de enero

Joaquín Sabina


Huyendo del frío busqué en las rebajas de enero,

y hallé una morena bajita que no estaba mal.

Cansada de tanto esperar el amor verdadero

le dio por poner un anuncio en la prensa local.


"Absténganse brutos y obsesos en busca de orgasmo".

No soy dado a tales excesos, así que escribí.

"Te puedo dar todo -añadía- excepto entusiasmo".

Nos vimos tres veces, la cuarta se vino a dormir.


Apenas llegó,

se instaló para siempre en mi vida,

no hay nada mejor

que encontrar un amor a medida.


Como otras parejas tuvimos historias de celos,

historias de gritos y besos, de azúcar y sal.

Un piso en Atocha no queda tan cerca del cielo,

y yo, la verdad, nunca he sido un amante ideal.


Y contra pronóstico han ido pasando los años,

tenemos estufa, dos gatos y tele en color.

Si dos no se engañan, mal pueden tener desengaños...

¿Emociones fuertes?, buscadlas en otra canción.


Apenas llegó

se instaló para siempre en mi vida,

no hay nada mejor

que encontrar un amor a medida.

viernes, enero 1

Primer desvarío del año

Dar es dar, dice Fito Páez… Pero, ¿qué tanto le damos al mundo o qué tanto no le damos por miedo?... No lo sé, lo cierto es que lo segundo me ocurre con frecuencia. Como esas veces en que llego a la puerta de mi casa con hartas ideas en la cabeza y finalmente sólo digo: “Gracias”. Y es que si expresara todo lo siento podría prestarse a malas interpretaciones.


No soy lo que espera, pero él es de las únicas personas con quienes puedo hablar con soltura. No soy “suave y linda”, hay muchas cosas que no soy… y no sé si quiero serlas. No me importa si él paga el cine, no me interesa si es políticamente correcto… al final sólo me basta con saber que es una persona que vale la pena.


Aquel día que estuve a punto de equivocarme se interpuso sin siquiera saberlo, como lo hizo hoy. Porque cada vez que lo veo comprendo que puedo esperar más de lo que me imagino; porque me siento menos ajena, al menos por un momento. Y luego caigo en cuenta de que pasará tiempo para que vuelva a verlo, porque él siempre está buscando algo que está en otro lugar.


¿Quién determina lo que debemos decir o sentir? ¿Qué nos limita? Quizás una respuesta negativa, quizás saber que el otro no nos corresponde… ¡qué más da! Nunca sé con exactitud lo que siento, pero cuando alguien me da la oportunidad suelo adentrarme y obtener detalles de esos que me hacen la vida más dulce. Intento aprovechar lo bueno.


Hay personas que nos hacen sentir soledad, hay personas que nos provocan dolor… otras nos hacen reprocharnos aquello que no somos. Pero ésas no importan. Y si yo tuviera un momento sin tanta autocensura, sólo uno, le diría lo bien que la paso con él, lo increíble que es… lo mucho de lo que se pierden otras que no logran ver lo que tienen frente a sus ojos.


Pegadito

Tommy Torres


El sol calienta

más de la cuenta

en días de invierno.


La noche es lenta,

es casi eterna,

y así lo quiero.


Lo agrio es dulce,

lo malo es bueno,

lo bueno es insuperable.


Todo se hace fácil cuando estás aquí,

paseando tu figura en mi cuarto.

Todo lo que busco lo he encontrado aquí,

amarrado a tu cintura…

Pegadito.


Pegadito,

despacito

así te quiero.


Se siente el aire

más liviano,

es calientito.


Bajo la luna

nuestro baile

es casi un tren imparable.


Todo se hace fácil cuando estás aquí,

paseando tu figura en mi cuarto.

Todo lo que busco lo he encontrado aquí,

amarrado a tu cintura…

Pegadito.


Pegado al imán de tu pecho,

yo voy dejándome llevar

por el vaivén de tu pelo.


Me gusta cuando muerdes tus labios,

como queriendo decir:

“¡Oye, tú! ¿Qué estás esperando?”.


Todo es posible cuando estás aquí,

paseando tu figura en mi cuarto.

Todo lo que busco lo he encontrado aquí,

amarrado a tu cintura…

Pegadito.