martes, junio 26

GRATIS, porque lo digo yo

El hombre ofrece su producto a los usuarios del microbús: un folletín que habla de bondades naturistas convertidas en jugos y té. “Llévese este útil librito por una cooperación voluntaria… de 2.50 en adelante”.

Y las personas buscan en sus bolsillos, cuentan los pesos y los “tostones”. Una mujer le entrega unas monedas: “De 2.50 en adelante”, responde el vendedor, quien ni siquiera la mira a la cara, pues sólo sabe clavar sus ojos en la "lana"; y ella, entre molesta y desilusionada, vuelve a guardar su dinero en el monedero.

El negocio parece bueno, más de dos personas se interesan en esos cuartos de hoja engrapados. Entonces ocurre… por un momento todo se detiene cuando, de repente, se escucha aquella voz: “Oiga, joven, ahora yo le voy a pedir que coopere usted conmigo, no traigo nada de dinero… ¿podría regalarme el folleto?"

Los pasajeros nos miramos unos a otros, al tiempo que la mujer cuyas monedas fueron despreciadas observa con algo de rencor a su compañera de viaje. Remate del chantaje sentimental: “Regálemelo, joven, es que yo no sé leer ni escribir, pero le voy a pedir a una de mis hijas que me lo lea”.

Y el “joven” se hace el desentendido, aunque no logra disimular su coraje, mientras que la pedinche pasajera no muestra ni la más mínima intención de devolver lo que ya se agenció. Pesos van, pesos vienen… el vendedor en lo suyo y la “señora” necia: “¿Si me lo regala?”. A estas alturas hasta los pasajeros comenzamos a hartarnos.

Es entonces que un “buen hombre” paga el adeudo de de la “pobre, sufrida y analfabeta” mujer que se apirañó el “maravilloso folleto”. Con todo respeto, se hace mensa: “¿Tú lo pagaste?”, le pregunta… ¡Y encima le habla de “tú”!, no hay vergüenza…

“¡Muchas gracias! Es que, de verdad, este tipo de libritos son bien buenos”. Y enseguida remata con una retahíla en la que ilustra a todos los pasajeros acerca de la dieta nutrimental de los japoneses, pues ellos “ni panza tienen”… Mientras tanto, yo, de ociosa, traigo a mi mente a los luchadores de zumo, y sonrío.

Hable, que hable, que hable. Nadie la para. Que si los nopales, que si el pápalo quelite… que si los mexicanos ya no nos conformamos con comer tortillas y frijoles… Me acerco a la puerta trasera del microbús y toco el timbre. Miro al “pasaje” con un tanto de malicia: “Ahí se quedan con la ‘señora’. Yo aquí me bajo”.


Mi abuela
La Ganga

- Mi bendición, abuela
- Que Dios me lo bendiga
***
Mi abuela…
Mi abuela…
***
Deja que te cuente, para que tú veas
No voy a hablar de trabajo, ni tampoco de la escuela
Aunque eso está muy bien, y eso lo sé yo
Quiero que sepas tú lo mío pa’ que veas qué es más peor
***
Yo llegué de Nueva York, a principios de verano
Y quería quedarme en casa de mi hermano
Y él me dijo “brother, aquí tú no te quedas”
Y me llevó con primo Pepe pa’ casa de mi abuela.
***
Ay qué dolor, pobres vacaciones
Lo que me hizo mi hermano, qué clase de pantalones.
Enseguida mi abuela me cayó encima
Pa’ que le limpiara el patio y le pintara la cocina
Yo le dije: “Doña, yo vengo a descansar”
Y ella me dijo: “No, m’hijito aquí usted viene a trabajar”.
***
- De verdad que tú eres vago, no sé por qué te quejas,
te me afeitas esa barba y te me cortas la melena.
- Ay, abuela, la barba me la afeito,
pero no cortarme el pelo, mejor me quedo muerto
Le expliqué que está de moda dejarse la melena
Y ella dijo “que sé chave, así pareces una nena”.
***
Como no me recorté, esperó a que me durmiera
Y me dejó coquipelado con una tijera.
¡Qué vaina, qué chavienda!,
¿Qué dirán mis panas cuando me vean?
***
Otro día pa’l almuerzo, me dijo mi abuela
Que me iba a cocinar lo que yo quisiera.
Entonces le pedí una comida bien buena: un hamburger y un hot dog,
Lo que como todos los días.
***
-“No, no, no señor, yo no cocino porquerías,
aquí se come vianda y arroz con habichuelas
Mi abuela, mi abuela, mi abuela…
-Aquí se come vianda, aquí se come vianda
***
Pasaron unos días, conocí a su vecina
Y tenía una hija que estaba bien buena.“Ahora es”, me dije yo,
Y le empecé a rapear sin que mi abuela lo supiera.
***
Pero, ella se enteró, y me dio un sermón: “A esa nena la respetas”
Yo le dije: “Abuela, tú te estás entrometiendo”
Y me metió una bofetada que todavía me está doliendo.
Qué vaina, no se puede, ¿qué dirán mis panas cuando se enteren?
***
Que otro día por la noche yo quería salir y ella “dició” que no,
Que estas son horas de dormir.
Y así me la pasé en pleno jueves,
Todo el mundo “parisiando” y yo acostado desde las nueve.
***
Pasaron otros días que no me fastidió,
Porque la caja de los dientes se le perdió
Y aunque ella regañarme parece que quería
De todo lo que me hablaba na’ se le entendía.
***
Entonces, pude descansar
Pero ya las vacaciones se me iban a acabar
Y como ya no encontraba qué más inventar
Fingí que un dolor me quería matar
A ver si así me hospitalizaban
Y entonces, fácil, de ahí yo me escapaba.
***
Pero se me viró la tortilla
Porque ella me empezó a dar una medicina
Y me obligó a estar en la cama acostado
Hasta que ella pensara que me había recuperado.
***
Mi abuela, mi abuela, mi abuela,
Arroz con habichuelas
***
Y asimismo un problema que a rato yo tenía: siete a la semana,
Si era uno todos los días
Pero encontré la solución a todos mis problemas
Y es que tengo que aceptar que soy el nieto de mi abuela.
***
Si total después de tanto protestar
Cuando llegué a Nueva York me puse a pensar
Que ella no es lo que parece, ella es bien buena
Y todo lo que hace es por ponerme la vergüenza.
***
Pero me recordaba yo
De todos los regaños que ella a mí me dio
Y de cada vez que yo hubiera querido beber ron
Y me tenía que espetar un tesecito de limón.
***
Mi madre que no sabía cómo yo lo había pasado,
Se creía que todo yo me lo había gozado
Y se atrevió a preguntar que cuándo volvía pa’ allá
Y yo le dije: “M'hija, como dentro de treinta años más”.
***
Yo no sé si es que mi abuela tiene mucha resistencia
O yo no puedo soportarla porque no tengo paciencia
Mi abuela, mi abuela...

7 comentarios:

Gade Herrera dijo...

Jaja, que cagado... un día cuando viajaba en un microbús una viejita, después de tocar como desesperada el timbre dle micro, voltea a ver a todos con desprecio y gritó "¡SI, ME CAGUÉ Y QUÉ?"

Capi dijo...

jajaja, que cura, afortunadamente casi siempre traigo los audifónos y esos hubieran sido geniales para un momento como ese. Besos.

Frodo dijo...

Lo peor es cuando te tocan los niños wacareadores.

Frodo fue niño wacareador.

Anónimo dijo...

Un hombre vendía discos de "musica clasica". Los bajo d eprecio y nadie lo pelo. Nadie le compro. Los estaba regalando y nadie los queria. Se fue desilucionado.

Capi dijo...

QUE TE ESTAS CREEYENDO? NECESITAMOS POST!

Chitiva dijo...

De mercancias y otra cosas. Yo normalmente no me percato de esas historias. El pesero se vuelve tiempo de recuperación de sueño perdido, tan preciado y carente hoy en día.

Saludos

Wolfgang-bang dijo...

Conozco la historia de 2 niños (ahora padres) que invirtieron lo que su madre les dejó para que comieran mientras ella se iba a trabajar en un lipstick y unas sombras (marca di oro). Buscaban con ellas pintarse como payasos y eerecer una de tantas y superchoteadas rutinas en el microbús que corre por reforma hacia el metro Hidalgo.

Cuentan ellos mismos que todo les pasó, pues a la hora del show... uno de ellos presa del pánico escènico convirtió el diálogo de "-Payaso!! -¿por qué me dice payaso?"... en un monologo mismo recitó completo sin darle tiempo a su interlocutor a intervenir...

El 2o infante payaso a lo que sus 7 años le permitieron.. se encbronó y reclamó al payaso 1: "YA LA CAGASTE BABOSO!!"...

Sobra decir que ese dìa los payasitos no comieron, y las pinturas les dejaron sarupullido, cicatrices que a la fecha conservan...