Me levanto: domingo por la mañana. Me da por ordenar el cuarto. A las 9:00 comienzo a prepararme para ir al hospital. Me pongo las botas Dr Martens y me enchufo al iPod… suena Exlover de los Friendly Fires. Compro un paquete de donas, de esas que vienen espolvoreadas con azúcar glass. Directo hasta Mixiuhca y de ahí a Centro Médico… transbordo en el metro, una estación más y llego al Hospital General.
Siguen sonando los Friendly Fires. Saludo a la banda: Karla y Alejandro. Primero a la barbacoa, a desayunar… Luego llego al pabellón de hematología; me enfundo en la bata y me coloco el cubrebocas. No soy médico de la risa… a veces sólo busco una razón. Pienso un poco en mi abuela y me viene el ánimo.
Hoy es domingo… nada de corazones rotos. Masco todo el chicle que se me antoja… no me importan los braquets: la vida es corta. ¿Acaso soy un accidente? Más bien soy un poco cobarde, pero se me quita; el destino de vez en cuando me da un empujón… y a nadar… ¡y sin llantita salvavidas!
Ante Karla me declaro adicta al trabajo y al chocolate, es la única manera de soportar largas jornadas sin “meterme” alguna cochinada. Ella dice que le impresiona la conciencia que tengo de mis actos, de mis vicios, de las situaciones incorrectas de mi existencia; Karla a veces me conoce demasiado.
Alguien pregunta mi nombre: hoy soy Penélope. Es mucha mi torpeza haciendo manualidades, pero soy mejor en eso que besando. Sonrío… me gusta estar con los pacientes, me gusta estar con Alejandro, es una buena persona; en el hospital todos lo aman, todos menos Nachito, el señor de la limpieza, ja.
El suelo y las camas están cubiertos de diamantina rosa… Alex dice que Nachito se molestará porque ya vinimos con nuestras ridiculeces. Y yo que me creía un hada urbana, haciendo que todo brille a mi paso… ¡qué ñoña! Algo ocurre y recuerdo la frase de Fito Páez: “la brisa de la muerte enamorada, que ronda como un ángel asesino…” Demasiados pensamientos a veces.
Luego vamos a la plaza comercial. Alex me acompaña a la tienda de discos: All you need is Mosh y The very best of Bob Marley. Nos damos un beso de despedida, y un abrazo. Entro a Sanbon’s y me compro un collar para llenar mis falsas necesidades… pido un espejo: se me ve bonito. Llevo a casa una caja con donas surtidas de una franquicia gabacha… sí, más donas.
¿Qué más da? La vida a veces me abofetea con su guate blanco. De amor nadie se muere, ni la niña de Guatemala… no me consta que haya muerto de amor. Duele… ¡qué chingados!... Resiste China… saca la casta. Acuérdate de todo lo prometido, de las deudas contigo, de cuando querías comerte el mundo. Levántate… acuérdate del Karate Kid… de Rocky Baolboa… de León, el peleador de la calle… ¡Yo que sé!
***
Tal vez no inventaron el agua caliente, ni el hilo negro… pero me encanta ver en este video la demencia y pasión que los Friendly Fires le imprimen a la rola.