Mi jefa (es decir mi mamá) dice que ya agarré lo de la tesis de puro relajo, tal vez no esté muy equivocada… Y es que, ¿cómo no divertirme con un tema que en realidad me apasiona? Ahora resulta que como, bebo y sueño Indie Mexicano; Indie por aquí, Indie por allá. Será también que ya tomo más en serio eso de titularme, por fin quiero responsabilizarme por completo de mi vida.
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Compro discos, veo todos los programas de rock habidos y por haber, leo lo más que puedo, me la paso pegada a la Internet y persigo rockers hasta que se hartan y por fin me dan una entrevista, ja. Pero, sin duda, la que me aventé el lunes sí estuvo loca; resulta que la China se lanzó al Mixup de Cuicuilco a la firma del disco Nuevos tiempos, viejos amigos.
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Yo iba ilusionada, esperanzada… le saqué varias copias a mi proyecto de tesis y les puse mis datos, en espera de poder cruzar un par de palabras con los integrantes de las bandas y hacerles entrega del material de investigación. Y todo hubiera salido mucho mejor de no haber sido por la presencia de quienes fueran para mí los máximos exponentes del happy punk: Panda.
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División Minúscula, Insite, Thermo, Hummersqueal, Tolidos… y Pepe Madero (el Panda mayor) acabó por arruinarlo todo. Cientos de adolescentes enamoradas que querían besarle la mejilla a ese wey. Por un momento me sentí parte de un fenómeno al meritito estilo RBD: posters de Panda, playeras de Panda, llaveros de Panda, botones de Panda, pegatinas de Panda...
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Anel y yo estábamos rete divertidas. “¿Qué grupo se pone Panda? A mí se me hace un nombre muy tonto”, expresó la buena Crimilda; fue así como empezamos a divagar acerca del nombre que le pondríamos a nuestra banda —claro, si la tuviéramos—, yo propuse Cajita Feliz y a ella se le ocurrió I want to fuck you like animal. Mientras tanto, las niñas no paraban de gritonear “¡Pepe, te amo!” a todo pulmón.
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Observé un fenómeno curioso: Si a las pubertas les encanta Panda, a los “rudos” pubertos sólo les queda “parecerse” a ellos. Aquello era una pasarela de experimentos clonados, como si a todos los hubiera cortado la misma tijera, como si los hubieran elaborado en serie: todos querían ser Pepe Madero...
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Compro discos, veo todos los programas de rock habidos y por haber, leo lo más que puedo, me la paso pegada a la Internet y persigo rockers hasta que se hartan y por fin me dan una entrevista, ja. Pero, sin duda, la que me aventé el lunes sí estuvo loca; resulta que la China se lanzó al Mixup de Cuicuilco a la firma del disco Nuevos tiempos, viejos amigos.
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Yo iba ilusionada, esperanzada… le saqué varias copias a mi proyecto de tesis y les puse mis datos, en espera de poder cruzar un par de palabras con los integrantes de las bandas y hacerles entrega del material de investigación. Y todo hubiera salido mucho mejor de no haber sido por la presencia de quienes fueran para mí los máximos exponentes del happy punk: Panda.
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División Minúscula, Insite, Thermo, Hummersqueal, Tolidos… y Pepe Madero (el Panda mayor) acabó por arruinarlo todo. Cientos de adolescentes enamoradas que querían besarle la mejilla a ese wey. Por un momento me sentí parte de un fenómeno al meritito estilo RBD: posters de Panda, playeras de Panda, llaveros de Panda, botones de Panda, pegatinas de Panda...
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Anel y yo estábamos rete divertidas. “¿Qué grupo se pone Panda? A mí se me hace un nombre muy tonto”, expresó la buena Crimilda; fue así como empezamos a divagar acerca del nombre que le pondríamos a nuestra banda —claro, si la tuviéramos—, yo propuse Cajita Feliz y a ella se le ocurrió I want to fuck you like animal. Mientras tanto, las niñas no paraban de gritonear “¡Pepe, te amo!” a todo pulmón.
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Observé un fenómeno curioso: Si a las pubertas les encanta Panda, a los “rudos” pubertos sólo les queda “parecerse” a ellos. Aquello era una pasarela de experimentos clonados, como si a todos los hubiera cortado la misma tijera, como si los hubieran elaborado en serie: todos querían ser Pepe Madero...
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La fila parecía interminable, entonces recurrí a la única persona que me vino a la mente, al rocker más dulce y amable: Normand de Hummersqueal. Él también firmaría discos así que, en caso de que yo no alcanzara a llegar, él podría entregarle la información a los de Thermo y a los de División. Le marqué a su celular: “Sí, claro, te puedo ver ahorita, búscame en el Mixup, en donde está el metal”.
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Cordial como siempre, Normand prometió ayudarme, esta vez lo acompañaba Salvatore Vitale (guitarrista de Hummer), un rubio de ojos verdes y con sonrisa de impacto. Además, me hice amiga de dos chavitos que estaban detrás de mí en la fila: Miguel y Jesús (este último mejor conocido como “el niño tiburón”, por aquello de su peinado, ja). Intercambiamos mails y nos fuimos juntos al metro CU, salí rayada porque hasta el pasaje me pagaron.
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Logré mi cometido, entregué las copias; ahora sólo me queda esperar respuesta. En cuanto a Anel, le debo una, ha pasado de ser mi amiga a ser mi “sister-na”, jajaja. Aneluca, gracias por invitarme a comer, gracias por tolerar los gritos y los empujones, gracias… Como tú lo dijiste, se necesita ser muy amiga de alguien para formarse casi cuatro horas por algo que ni te gusta. Sin duda estoy viviendo nuevos tiempos, pero siempre al lado de los viejos amigos.
La fila parecía interminable, entonces recurrí a la única persona que me vino a la mente, al rocker más dulce y amable: Normand de Hummersqueal. Él también firmaría discos así que, en caso de que yo no alcanzara a llegar, él podría entregarle la información a los de Thermo y a los de División. Le marqué a su celular: “Sí, claro, te puedo ver ahorita, búscame en el Mixup, en donde está el metal”.
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Cordial como siempre, Normand prometió ayudarme, esta vez lo acompañaba Salvatore Vitale (guitarrista de Hummer), un rubio de ojos verdes y con sonrisa de impacto. Además, me hice amiga de dos chavitos que estaban detrás de mí en la fila: Miguel y Jesús (este último mejor conocido como “el niño tiburón”, por aquello de su peinado, ja). Intercambiamos mails y nos fuimos juntos al metro CU, salí rayada porque hasta el pasaje me pagaron.
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Logré mi cometido, entregué las copias; ahora sólo me queda esperar respuesta. En cuanto a Anel, le debo una, ha pasado de ser mi amiga a ser mi “sister-na”, jajaja. Aneluca, gracias por invitarme a comer, gracias por tolerar los gritos y los empujones, gracias… Como tú lo dijiste, se necesita ser muy amiga de alguien para formarse casi cuatro horas por algo que ni te gusta. Sin duda estoy viviendo nuevos tiempos, pero siempre al lado de los viejos amigos.