sábado, enero 28

Encadenada a los hábitos

Un querido ciber-amigo, el niño Kaleidoscopico, me ha elegido para salvaguardar una Cadena bloggera. Es así como cumplo con lo que me corresponde.

INSTRUCCIONES:
1. Escribir mis 5 hábitos más extraños.
2. Elegir a 5 personas para que continúen con la cadena.
3. Avisarle a esas 5 personas, por medio de su Blog, que han sido las elegidas.

¿Mis 5 hábitos más “extraños”? Dejen ver… Dejen pensar…
1. Nunca como sola. Si no hay alguien que me acompañe en mis sagrados alimentos, prefiero no comer.
2. Como dirían los Tucanes de Tijuana: “A mí me gusta vivir de noche”. Traigo el reloj biológico volteado, de ahí mi pésima costumbre de dedicar las noches a escribir, navegar en Internet, limpiar mi cuarto y hasta… ¡lavar el baño!, ja.
3. Mi madre más bien lo califica como un hábito molesto, el caso es que tengo la costumbre de escuchar música a todas horas: mientras hago el quehacer, mientras como, mientras hablo por teléfono, mientras estoy en la computadora…
4. Acostumbro, de vez en cuando, salir a caminar sola; me compro un helado o algo que se me antoje y me siento en un parque o plaza pública a fisgonear gente.
5. Tal vez no es extraño, pero sí muy personal. Todas las noches, antes de dormir, me hinco frente a mi cama, me persigno y, cuando me emociono, hasta rezo el “ángel de mi guarda”. Un hábito muy “mocho”, jajaja.

Ahora designo a mis 5 nominados:
http://jessyjessjessica.blogspot.com (Jessica Luna Púrpura)

lunes, enero 23

Me gustan los 80

Una vez alguien me dijo que la de los ochenta había sido una época desastrosa para la música, sobre todo para la música en español. Ese alguien culpa al instrumento maldito: el sintetizador, y al “localismo” y frivolidad que supuestamente reflejan las letras de los grupos de aquellos años.

Yo opino que no es así. La historia de la música está muy en deuda con los años ochenta. El sintetizador se hizo presente y surgieron los primeros antecedentes de un controvertido pero importante movimiento musical: la cultura del rave y de los DJ’s, la cultura del Club. ¿Sería posible imaginar una historia musical que se “saltara” la época ochentera?

Todos aquellos fans del ahora llamado género indie deben saber que agrupaciones como Interpol, The Stills, Joy Division, Weezer, White Stripes y The Killers le deben mucho a los años ochenta, tanto en influencia musical como en la ingerencia que aquella década ejerce sobre su conceptualización y diseño de arte.

El devenir histórico se refleja también en la música. No se trata de una línea temporal de la cual es posible recortar un segmento; funciona más bien como una espiral en la que puntos decisivos de gran significación se retoman y, de una u otra manera, se reproducen en un sistema de reciclaje.

¿Qué hubiera sido de la escena musical sin New Order? ¿Qué hubiera sido del pop sin Prince? Por lo menos a mí me es imposible imaginar un recorrido en el que The Cure estuviera ausente, en el que OMD e Information Society fueran, junto con su techno-pop, ignorados olímpicamente.

A esta década se le debe la consolidación del sound-track en el mercado discográfico, así como una mayor participación de las mujeres, quines se desarrollaron ampliamente en el ámbito de los solistas. Y si Madonna cantaba su Material girl es porque, en efecto, ese era el contexto en el que la juventud se encontraba sumergida.

Me refiero a una etapa que dio cabida a una amplia gama de géneros, estilos interpretativos y elementos musicales:

La balada-Pop azucarada de Flewood Mac, Christopher Cross y The Bangles. El new romantic de Duran Duran, Spandau Ballet, Ka Ja Goo Goo, Crowded House y Tears for Fears. La influencia del rithm and blues en artistas como Lionel Richie, Sade, George Michael y Withney Houston. El rock melódico de Brian Adams y Bon Jovi, además de la sensibilidad de canta-autores como Tracy Chapman, Tom Petty y John Cougar Mellencamp. Todo sumado al trabajo de figuras femeninas como Tina Turner, Cyndi Lauper y Janet Jackson.

Músicos como Billy Joel, Peter Gabriel y Phill Collins, y bandas como Aerosmith y The Police, pudieron darle continuidad a sus proyectos debido al ambiente generado durante estos años. Además, guste o no, el surgimiento de New Kids on the Block marcó el inicio de un característico fenómeno dentro de la industria del disco: los grupos de pop conformados por chicos con caras bonitas.

Durante los ochenta surgieron grandes iconos como Michael Jackson, quien vendió 29 millones 300 mil copias de su álbum Thriller. Por su parte, U2 lanzó al mercado dos trabajos fundamentales en la historia de su carrera: The Joshua Tree (1987) y Rattle and Hum (1988). Los metaleros no se quedaron atrás, Metallica tuvo una participación importante en la escena ochentera.

Creo que soy fan de la década de los 80’s, ¿se nota?, jajaja. En cuanto al rock ochentero en español, ese será digno tema de un próximo y amplio post…

sábado, enero 21

Que dice mi mamá que siempre NO

O de cómo la burocracia mata tus sueños...


Me sentía feliz, tendría mi propia oficina y, aunque todos entraran y salieran, en teoría sería mía. También tendría mi tan anhelada silla giratoria y una computadora del año del caldo, pero con Internet. Sería una persona económicamente activa y estaría inscrita al Registro Federal de Contribuyentes… Insisto, me sentía feliz.

Pero poco me duró el gusto. Durante el primer día me quedó muy claro que mi trabajo consistiría, sencillamente, en transcribir notas a la computadora y mandarlas por fax. “Por algo se empieza”, pensé. Pero mi verdadero sufrimiento comenzó cuando me vi precisada a sentir el lentísimo transcurrir de las horas; en mi nuevo empleo no pasaba NADA. Ese lunes, si transcribí siete notas, fue mucho.

“Mañana será otro día”, pensé. Durante la segunda jornada laboral me dijeron que de vez en cuando tendría que acomodar la bodega, hacer la lista de consumibles y ordenar las cintas. “¡Chalessss!”, refunfuñé para mis adentros. “Pero no puede ser tan malo”, pensé, “es el empleo soñado, pagan regular por hacer NADA”. La palabra NADA comenzaba a apoderarse de mi existencia.

Larga era la lista de los compañeros que trabajaban en el Departamento de Síntesis y Monitoreo: Selene, Miguel, Joel, Luis, David, Martha, Luisa, Patricia, Santa, Horacio… Selene se iba y se supone que, en su lugar, yo me quedaría a cargo de la Oficina de Redacción. ¿Redacción dijeron?, yo la hubiera nombrado Oficina de TRANSCRIPCIÓN.

Las horas se extendían al infinito así que, para matar el tiempo, Selene y Martha me adiestraron en el difícil arte de ser burócrata:

*Trabajar lo menos posible.
*No malacostumbrar al “jefe”, es decir, trabajar despacio, despacito…
*Unirme de inmediato a algún bando, si es que quería sobrevivir.
*Aprovechar la situación y hacer uso indiscriminado del teléfono, la impresora y la fotocopiadora.
*Salirme de vez en cuando a “dar el rol”.
*Ocupar productivamente el tiempo laboral: escuchar música, chatear y hojear catálogos de Tupper Ware.

Día 3: El acabóse. Ya no podía ni con mi alma, me moría de aburrimiento; estaba decepcionada, abatida. Se supone que Joel entraba a las 3, creo que llegó a las cinco; medio mundo se encargó de “taparlo”. Por su parte, Martha se pasó el día platicando por Internet con un wey que le gustaba y Selene se encerró en una oficina para hablar por teléfono, y digo se encerró porque cerró bien la puerta.


Lo sé, el primer trabajo jamás es de ensueño; lo cierto es que yo ni siquiera trabajaba. El ambiente era tedioso y me frustraba observar la tremenda apatía: todos hacían únicamente lo mínimo, lo indispensable. Además, para acabarla, constantemente se hacían bromas “sexosas” y sumamente desagradables, sólo faltaba escuchar el clásico “pásame a tu hermana”; yo únicamente ponía cara de pocos amigos y me hacía de oídos sordos.

Así fue. La China na’ más no sirvió como burócrata. Dejé pasar la inigualable oportunidad de que me pagaran por hacerme mensa y medio pasar el rato. ¿Qué pasaría?, ¿aprendería algo?, ¿me volvería una “cara dura”?, ¿podría vivir sin aspirar a algo mejor? No lo supe ni lo quise averiguar, al cuarto día presenté mi renuncia.

Y cito por completo a Mark Renton:

“Choose life. Choose a job. Choose a career. Choose a family. Choose a fucking big television, Choose washing machines, cars, compact disc players, and electrical tin openers. Choose good health, low cholesterol and dental insurance. Choose fixed- interest mortgage repayments. Choose a starter home. Choose your friends. Choose leisure wear and matching luggage. Choose a three piece suite on hire purchase in a range of fucking fabrics. Choose DIY and wondering who you are on a Sunday morning. Choose sitting on that couch watching mind-numbing sprit- crushing game shows, stuffing fucking junk food into your mouth. Choose rotting away at the end of it all, pishing you last in a miserable home, nothing more than an embarrassment to the selfish, fucked-up brats you have spawned to replace yourself. Choose your future. Choose life... But why would I want to do a thing like that?...”

domingo, enero 15

Choose life... Choose a job...

En poco tiempo mi vida cambiará drásticamente. Así es, el próximo lunes será mi primer día de trabajo. Y claro que estoy muy contenta, se trata de un cambio para bien, de un cambio con miras hacia un mejor futuro.

Pero ya ven cómo es esta China, quien a la primera se pone cursi y sentimental. Hoy me da por acordarme de los días de escuela, más aún, de aquellos días de la infancia en los que ansiaba con toda mi alma saber qué me depararía mi etapa adulta.

Y aquí estoy, tuve la oportunidad de estudiar una licenciatura. A lo largo de más de cuatro años tuve la oportunidad de aprender de excelentes profesores y de hacer grandes amigos. La UNAM me recibió con las puertas abiertas y mi mundo se hizo más amplio.

Me llegó la hora de "salir al mundo real", y no es que haya vivido engañada en un mundo irreal, o en una ralidad paralela, jajaja. Es el momento de poner en práctica todos los conocimientos, de demostrar que todo el esfuerzo ha valido la pena. ¡Ahí les va la China!



New Order
Temptation

A heaven I'd get with a hope
Just like the feeling inside, it's no joke
And though it hurts me to treat you this way
Betrayed my words, I'd never heard, too hard to say
***
Up, down, turn around
Please don't let me hit the ground
Tonight I think I'll walk alone
I'll find my soul as I go home
***
Each way I turn, I know I'll always try
To break this circle that's been placed around me
From time to time, I find I've lost some need
That was urgent to myself, I do believe
***
Up, down, turn around
Please don't let me hit the ground
Tonight I think I'll walk alone
I'll find my soul as I go home
***
Oh, you've got green eyes
Oh, you've got blue eyes
Oh, you've got grey eyes
And I've never seen anyone quite like you before
No, I've never met anyone quite like you before
Thoughts from above hit the people down below
People in this world, we have no place to go
Oh, it's the last time
Oh, I've never met anyone quite like you before
Oh no, I've never met anyone quite like you before

miércoles, enero 11

Tolstoi ante la muerte


“Hizo una inspiración, se detuvo a la mitad, se estiró y quedó muerto”, con estas líneas, León Tolstoi concluye La muerte de Iván Ilich. Extraordinario cierre, preciso, concreto; sin embargo, éste es tan sólo el punto de partida que da origen a una compleja reflexión acerca de lo efímero y frágil de la existencia humana.

El hombre es el único ser vivo consciente de que llegará el día de su muerte. Mora inexorable, fenómeno inexplicable… el fin de la vida aterroriza y desconsuela ¿Qué hacer?: Amar, construir, buscar… buscar la forma de dejar una huella en este mundo transitorio.

Tras lograr el éxito profesional y haber formado una familia, Iván Ilich se enfrenta al juicio final, un juicio estricto y doloroso, una evaluación de la que le es imposible escapar: “¿Es que no he vivido como debiera?... Pero, ¿cómo ha podido ser, si hice todo conforme debía?"

Ilch es víctima de una lenta y dolorosa enfermedad, situación que lo llena de ira: “¿Para qué este sufrimiento?... Para nada”. ¿Nada? Lo cierto es que tuvo la oportunidad de afrontar, más allá de su muerte, el significado de su vida; en otras circunstancias tal hecho no hubiera tenido cabida.

Tolstoi describe con maestría la profunda soledad experimentada por un hombre a quien únicamente le queda esperar la muerte. El miedo le impide a su familia asumir lo inevitable y los lleva, en un desesperado intento de evasión, a abandonarlo, dejándolo al cuidado de la servidumbre.

Convertido en una “carga”, Iván Ilich corre con la suerte de encontrar un aliento: la amistad de Guerásim, uno de sus criados. El joven mozo encarna la bondad y la ternura, pero sobre todo, la fuerza de la honestidad; él es el único capaz afrontar la situación: “Todos hemos de morir”.

Y así, Iván Ilich, el ministro de profesión, el ser humano, recapitula su vida y se aferra a los recuerdos; bien o mal, todo está hecho. Entonces comprende que a esas alturas sólo la muerte puede aminorar su sufrimiento y la angustia de sus seres queridos. Lo comprende todo: “En vez de la muerte era la luz… Se acabó la muerte... La muerte no existe”.

lunes, enero 9

Aventura en el Chopo

Este sábado, el mismo individuo que me dejó SOLA en el Eje Central, tuvo el finísimo detalle de plantarme, lo esperé por más de cuarenta minutos, se supone que iríamos al Chopo. Y ahí estuve, sentada en la estación del metro Guerrero; esperé, esperé… me quedé esperando.

Pero es obvio que una mujer como yo no necesita compañía masculina para algo tan sencillo como asistir a un tianguis cultural. Fue así como me perdí entre el mundo de gente que atiborraba el vagón, me dejé llevar por la emocionante experiencia.

Estación terminal Buenavista. A unos pasos, el legendario Chopo, mezcolanza de “tribus urbanas”: metaleros, rastas, skatos, punks, darks, indie boys y cute girls… El corte de cabello ochentero por el cual mi padre casi deja de hablarme, en aquel momento, me hizo sentir más cómoda.

Mi misión era… ¿acaso tenía una misión? Bueno, mi misión era “babosear” todo lo posible. Y mientras caminaba me hice una pregunta, ¿a qué huele el Chopo?; yo lo definiría como una extraña composición de notas de incienso, sobre una base de tabaco y mota.

Un tipo vestido al estilo “punk-fashion” vendía congeladas de rompope, pero con lo frío del clima no se me antojaron mucho. El último rescoldo de desilusión se esfumó, decidí adoptar una actitud de “vamos a patear traseros”; erguí el cuerpo y caminé con seguridad; me convertí en toda una “emo girl”.

Inevitablemente fui a parar a donde siempre: el puesto de “Tajobase”. Yo buscaba el CD de Nuevos tiempos, viejos amigos, quesque pa’ lo de mi tesis y como no lo tenían terminé comprando el Laredo love de Niña que tanto me había estado “haciendo ojitos”. Ahí se me fueron 100 varos.

Quería un póster de Robert Smith, pero ninguno me convenció. En una de esas llegué hasta un tenderete de casettes de a 3 por 50 pesos. Di gracias a Dios por haber comprado un micro componente con casettera y decidí que en fechas próximas iría por material de Tears for fears, Tracy Chapman, Phill Collins y todo lo que mi sueldo alcance a comprar, ja.

Con 50 pesos en la bolsa, decidí dar un par de vueltas más. Libros, revistas, música, mucha música… me detuve en uno de esos puestos en los que venden acetatos de colección. “Mira, wey, uno de B.B. King”, le decía emocionadísimo un tipo a su amigo.

En el tramo final del tianguis, ahí donde se preserva la ancestral costumbre del trueque, me encontré con un rostro conocido: era el mismo joven que había viajado a mi lado en el vagón del metro. Delgado, vestido al estilo “rude boy” (pantalón de vestir beige, camisa naranja a cuadros, botas mineras cafés y sombrero también café); la nariz recta y los ojos expresivos lo hacían, a mi gusto, bastante guapo.

No tuve ningún empacho en detenerme tan sólo para mirarlo… para releer la frase impresa en un botón prendido de su camisa, a la altura del pecho: “ska antifascista”. Y, sin pensar en la posibilidad de hacer el ridículo, le sonreí. No pasó mucho, el también me sonrió por algunos segundos, segundos que para mí parecieron horas.

Terminada mi visita yo ya tenía varios planes en mente: “Tengo que comprarme una de esas macetas de plástico que imitan una plantita de marihuana, se vería genial en mi cuarto…”, “para la próxima vez igual y me compro un MP3 de rock en español…”. De regreso a Buenavista me topé con un par de punks, de esos que venden caramelos.

Antes de treparme al metro llevé a cabo mi última adquisición. Cerca de la taquilla, una chica dark tuvo a bien venderme un peluche de Sally, la novia de Jack Skeleton. Lo mejor no fue el precio, sino la explicación que me dio: “…Y, mira, también se le prenden los cachetes…”.

Después de todo, regresé muy feliz a mi casa en compañía de Sally.

miércoles, enero 4

Desvaríos

Aquella vez, como en muy pocas ocasiones, la sonrisa se desdibujó de mi rostro y mis ojos no podían contener las lágrimas. Me dolía, sí. No entendía el porqué, o quizás no quería entenderlo; todo parecía irremediable, acaso el fin del mundo.

No era suficiente lo que yo ofrecía. Y en aquella frase (algo gastada): “No eres tú, soy yo”, definitivamente estaba implicada mi persona. “No eres tú, soy yo”… “Soy yo que no puedo sentir nada por ti”… “Eres tú, tú que no eres lo que yo estoy buscando”.

Tirada en la cama, miraba el techo. Tirada en la cama intentaba evadir la situación, evadir a los demás, evadirme a mí misma. Y me propuse que nadie lo supiera, me avergonzaba sufrir por cuestiones que, a ojos de otros, podían ser banales y carecer de sentido.

Fue entonces cuando mi madre me regaló una importante lección:

“No me digas lo que tienes, que ya lo sé. Sé que siempre has estado acostumbrada a luchar por conseguir lo que quieres, pero sucede que no todo funciona así. Por más intentos que hagas, por más que te esfuerces, por más que esperes… si alguien no siente nada por ti, eso no lo puedes cambiar”.

Quizá no se trató de una solución mágica, pero en aquellas palabras estaban implícitas muchas de las respuestas que yo buscaba. Me sentí aliviada, decidí no esperar a terminar el año para recomenzar mi propia historia; los días han pasado y todo está bien.

Y, a veces, así es el jueguito: medio aferrado y obsesivo. Pero supongo que un día, sin necesidad de luchar, sin necesidad de demostrarle nada a nadie, aquello cambia y nos topamos con la sorpresa de que existe alguien que nos estaba buscando.


Cool
Gwen Stefani
***
It's hard to remember how it felt before
Now I found the love of my life
Passes things, get more comfortable
Everything is going right
***
And after all the obstacles
It's good to see you now with someone else
And it's such a miracle that you and me are still good friends
After all that we've been through
I know we're cool
I know we're cool
***
We used to think it was impossible
Now you call me by my new last name
Memories seem like so long ago
Time always kills the pain
***
Remember Harbor Boulevard
The dreaming days where the mess was made
Look how all the kids have grown, oh
We have changed but we're still the same
After all that we've been through
I know we're cool
I know we're cool Yeah,
I know we're cool
***
And I'll be happy for you
If you can be happy for me
Circles and triangles
And now we're hanging out with your new girlfriend
So far from where we've been
I know we're cool
I know we're cool
***
C-cool, I know we're cool
I know we're cool