El profe nos mostró algunos libros para que observáramos las características de las portadas y de los interiores… y a mí se me ocurrió hojear el que tenía entre las manos: La lucidez del cuerpo, de Jeanette Amit.
La portada, como se nos había explicado, está ilustrada con un grafismo, en este caso, una plasta de color… Y a mí se me ocurrió abrir el poemario… en cualquier página… y ante mis ojos apareció "Penélope no espera más".
No dije nada, sonreí. Y de nuevo me dejé llevar por la terrible costumbre de pensar que mi vida es curiosa... que las señales existen y aparecen cuando uno menos lo espera… Tomé el lápiz y escribí en mi cuaderno un fragmento del agüero, buen agüero, espero:
“Penélope no regresará más,
ya no puede esperar sobre sus huesos,
no hay tejido tal para la ausencia
y Troya es el destino de su cuerpo...”
Mi madre siempre dice que “nombre es destino” y yo pienso en la imagen de una Penélope que espera… y no sé si yo quiero hacerlo. En realidad creo que la paciencia no es una de mis virtudes.
En fin, me quedo con el augurio de hoy… ya veremos qué pasa.