Ya mero se acaba esto de la influenza y no sé de qué se hablará ahora, a qué harán referencia los chistes, con qué información llenarán sus espacios los medios de comunicación… pero de que fue el evento del año, lo fue; con canción (La cumbia de la influenza), mascota (Achufy) y hasta playeras conmemorativas.
Me llegaron varios correos electrónicos de esos que hablaban de “la gran mentira de la influenza”. De no ser porque estuve enferma, les hubiera creído. Una semana antes de que se diera a conocer la noticia, yo ya había enfermado; parecía una gripita, pero se agudizó con fiebres terribles, dolor de cabeza (me la vivía a aspirinas), dolor de articulaciones, tos con expectoración con sangrado y vómito.
No he besado a un puerco… al menos no a un chanchito y no en los últimos meses, ja, y mi enfermedad no correspondía al tipo AN1H1, pero me consta que un virus anduvo circulando. Es por esto que considero de suma importancia que con la misma responsabilidad que analizamos la información que recibimos de la televisión, la radio y los periódicos, analicemos aquella que va y viene por la red.
Y no se trata tampoco de entrar en la histeria colectiva, sino de hacer conciencia acerca de los problemas de salud a grandes escalas que, por cierto, no son nada nuevo para la humanidad. Pero así somos los mexicanos, antes de acatar normas de salubridad, especulamos acerca de complejos complots en los que Estados Unidos y la OMS se proponen destruirnos.
Lo cierto es que esta contingencia ha evidenciado nuestras carencias y malos hábitos. ¡Habrase visto!, que deban decirnos que nos lavemos las manos con frecuencia, que al toser y estornudar no “salpiquemos” al de junto, que evitemos comer en puestos callejeros. Peor aún, que nos enfrentemos a la realidad de que, ya sea por falta de recursos o por desidia, la población no tiene acceso a un diagnóstico oportuno.
Mientras fue Chana o Juana, muchas mujeres expusieron a sus hijos en el transporte público, tanto a recién nacidos como a niños de mayor edad. Consideraron innecesario colocarles el cubrebocas, como también consideraron innecesario asegurarse de que no tuvieran contacto con agentes de riesgo (es decir, que no se arrastraran por el suelo o que no se introdujeran las manos sucias a la boca).
Volveremos a la “normalidad” con una situación económica difícil; con varios asuntos políticos importantes, habrá elecciones en julio. Concluido lo de influenza de nuevo nos llegará información acerca de los problemas que siempre han aquejado a nuestro país. Sin embargo, queda en cada uno de nosotros haber aprendido algo de este acontecimiento.
Guerras, intereses políticos, desastres naturales… pero la salud, en gran medida, depende de nosotros; es nuestro derecho, pero también nuestra responsabilidad. Ojalá tanto nosotros como las futuras generaciones hayamos comprendido que las normas cívicas de convivencia y las normas de sanidad son importantes no sólo ante emergencias, sino en nuestro día a día.
La cumbia de la influenza
Agrupación Cariño
Es la noticia del día,
la influenza ya llegó,
compren todos medicina pa’ enfrentar al batallón.
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Ya mejor que te de un sida,
un cáncer o comezón,
hoy mas vale ser suicida con taquitos de pastor.
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Porque dicen que es la gripa perfecta,
porque dicen que es la gripa perfecta,
no te vayas a perder, cuñado todo se acabó.
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Porque dicen que es la gripa perfecta,
porque dicen que es la gripa perfecta,
y no saben que el chilango vive abajo del esmog.
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Vete de la capital,
pronto todo va a estallar,
quedaremos como zombies bien quemados por el sol.
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¿Y ahora quién nos va a ayudar?,
todos le llaman a Superman,
todos estaremos muertos cuando llegue Indiana Jones.
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Porque dicen que es la gripa perfecta,
porque dicen que es la gripa perfecta,
no te vayas a perder, cuñado todo se acabó.
***
Porque dicen que es la gripa perfecta,
porque dicen que es la gripa perfecta,
y no saben que el chilango vive abajo del esmog.