“El amor es darlo todo, sin esperar nada a cambio”… el amor es sufrimiento, es dolor… el amor es una búsqueda llena de tropiezos, un verdadero calvario… Y al final el amor verdadero triunfa, porque ese era el “destino”, porque "esos dos eran el uno para el otro"…
¡Nooooo!, ¡Mo-men-ti-to! Eso más bien suena a libreto de telenovela chafa y gastada. Eso es el retrato de una sociedad vacua, en la cual no existe el valor individual, dentro de la cual no somos nada, no existimos… a no ser que alguien quiera dotarnos de significado. Pobre del amor, se merece algo muchísimo más digno que ser utilizado como mecanismo para expiar culpas.
Con el paso del tiempo y las experiencias he llegado a la conclusión de que no sirvo para el amor “romántico”, porque no estoy dispuesta a pagar el precio del amor, porque no pretendo morir lentamente… porque no tengo la más mínima intención de colgarme de un árbol, ni de escribir cartas con “tinta sangre del corazón”.
Ya me veo con mi cara pálida, y mis ojerotas, mientras recito: “¡Pues bien!, yo necesito/decirte que te adoro/decirte que te quiero/con todo el corazón;/que es mucho lo que sufro/que es mucho lo que lloro…” Con todo el respeto que Manuel Acuña me merece, pues na’ más no me parece la idea.
Por fin, a estas alturas de mi vida, el amor cobra una nueva acepción… Para mí, el amor es un sentimiento arrebatado que nos incita, que nos mueve. Para mí, amar es volvernos medio locos, sumergirnos en las ganas de vivir… es ese afán de eterno y continuo descubrimiento.
Amar significa crecer, compartir sueños. Amar es tener la esperanza de que el mundo puede cambiar, para bien. Yo entiendo al amor como respeto, confianza y ENTREGA MUTUA. Y, según yo, el amor real es aquel que, sin estar exento de dificultades, encuentra siempre la manera de renovarse y fortalecerse.
Y, pese a que todavía no me topo con mi “amor verdadero” (ese de tipo erótico), creo que, sencillamente, “amo amar”, con todo y las consecuencias que dicha acción implica. Soy tan “cursi” que aún creo en la existencia de ese amor que llaman “del bueno”, y me gusta pensar que uno es libre de enamorarse con toda “la fuerza del corazón”.
Por eso, a mí que no me vengan con estereotipos baratos. Que no me vengan con gritos lastimeros y corazones desgarrados (que para eso ya pasé por la pubertad y la adolescencia). A mis 23 años, yo quiero amar como se me da la gana, como sé amar.
Quizás no de amor, quizás de enamoramiento… Quizás... No sé... Pero, ¡ah, cómo me divertí!...
¡Nooooo!, ¡Mo-men-ti-to! Eso más bien suena a libreto de telenovela chafa y gastada. Eso es el retrato de una sociedad vacua, en la cual no existe el valor individual, dentro de la cual no somos nada, no existimos… a no ser que alguien quiera dotarnos de significado. Pobre del amor, se merece algo muchísimo más digno que ser utilizado como mecanismo para expiar culpas.
Con el paso del tiempo y las experiencias he llegado a la conclusión de que no sirvo para el amor “romántico”, porque no estoy dispuesta a pagar el precio del amor, porque no pretendo morir lentamente… porque no tengo la más mínima intención de colgarme de un árbol, ni de escribir cartas con “tinta sangre del corazón”.
Ya me veo con mi cara pálida, y mis ojerotas, mientras recito: “¡Pues bien!, yo necesito/decirte que te adoro/decirte que te quiero/con todo el corazón;/que es mucho lo que sufro/que es mucho lo que lloro…” Con todo el respeto que Manuel Acuña me merece, pues na’ más no me parece la idea.
Por fin, a estas alturas de mi vida, el amor cobra una nueva acepción… Para mí, el amor es un sentimiento arrebatado que nos incita, que nos mueve. Para mí, amar es volvernos medio locos, sumergirnos en las ganas de vivir… es ese afán de eterno y continuo descubrimiento.
Amar significa crecer, compartir sueños. Amar es tener la esperanza de que el mundo puede cambiar, para bien. Yo entiendo al amor como respeto, confianza y ENTREGA MUTUA. Y, según yo, el amor real es aquel que, sin estar exento de dificultades, encuentra siempre la manera de renovarse y fortalecerse.
Y, pese a que todavía no me topo con mi “amor verdadero” (ese de tipo erótico), creo que, sencillamente, “amo amar”, con todo y las consecuencias que dicha acción implica. Soy tan “cursi” que aún creo en la existencia de ese amor que llaman “del bueno”, y me gusta pensar que uno es libre de enamorarse con toda “la fuerza del corazón”.
Por eso, a mí que no me vengan con estereotipos baratos. Que no me vengan con gritos lastimeros y corazones desgarrados (que para eso ya pasé por la pubertad y la adolescencia). A mis 23 años, yo quiero amar como se me da la gana, como sé amar.
Quizás no de amor, quizás de enamoramiento… Quizás... No sé... Pero, ¡ah, cómo me divertí!...
Monitor
Volován
Nos hablamos pero no sabemos
si será volcados en la ilusión
me voy en un segundo
hoy necesito estar sentado desde aquí
y los dos llegamos tarde para decirnos que
y aunque eres invisible veo a través de ti
y siendo intocable
yo te siento en mis sueños
***
Y me lamento por no estar allá
Y me lamento por no estar allá
y hoy te miento para estar solos tú y yo
y la distancia le ganó al amor
sólo te veo en el monitor
***
Esperando respuesta
Esperando respuesta
veo que hoy tu ausencia llega nada más
las cosas deben de seguir
y no sabemos si serán
hoy necesito estar sentado desde aquí
y los dos llegamos tarde para decirnos que
y aunque eres invisible veo a través de ti
y siendo intocable yo te siento en mis sueños
***
Y me lamento por no estar allá
***
Y me lamento por no estar allá
y hoy te miento para estar solos tú y yo
y la distancia le ganó al amor
sólo te veo en el monitor